La Fundéu ofrece, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, algunas claves para mejorar la redacción de las noticias relacionadas con este ámbito.
1. Persona con problemas de salud mental
Persona con problemas de salud mental o persona con trastorno mental son las denominaciones recomendadas. Los colectivos que representan a estas personas defienden estas denominaciones, especialmente para su empleo en los medios de comunicación, y las consideran preferibles a enfermo o enferma mental, que denominan al individuo por una sola de sus características, y a otras, aún más peyorativas, como loco o perturbado.
Asimismo, más allá de los significados recogidos en los diccionarios, se desaconseja sustantivar el nombre de la enfermedad para designar a la persona (esquizofrénico, depresivo, anoréxico, psicótico, etc.), del mismo modo que no es frecuente hablar de un sidoso o un canceroso para referirnos a quienes tienen estas enfermedades.
2. Centro de salud mental, no manicomio
Centro de salud mental o, en ciertos casos, centro de día, centro de rehabilitación y otras expresiones similares son las adecuadas para referirse a las instalaciones donde se atiende a las personas con problemas de salud mental, mejor que otras como manicomio.
Como en otros centros sanitarios, quienes necesitan tratamiento de salud mental ingresan, no son recluidos, internados o encerrados en ellos.
3. Trastorno mental no es sinónimo de discapacidad intelectual
La denominación trastorno mental se utiliza para referirse a una serie de problemas de salud que no suponen ni tienen por qué estar asociados con una discapacidad intelectual.
Así, la Fundéu indica que la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión o la ansiedad, entre otros, son problemas de salud mental, mientras que el daño cerebral adquirido, el autismo, el síndrome de Down o la epilepsia no lo son.
4. Términos de salud mental en otros contextos
En ocasiones se emplean en las noticias elementos y terminología del campo de la salud mental para describir situaciones, personas o cosas que nada tienen que ver con los problemas de este tipo.
Por ejemplo, es frecuente usar el adjetivo esquizofrénico para referirse a una situación caótica, irracional o contradictoria, como en «El partido vive una etapa esquizofrénica». Se trata de un uso metafórico que los colectivos que representan a las personas con trastorno mental consideran inapropiado, peyorativo y perjudicial para su imagen.