Las voces sol, tierra y luna, recuerda Fundéu, se escriben con mayúscula inicial en contextos astronómicos, en los que estos términos funcionan como nombres designativos de los respectivos objetos, pero en minúscula fuera de contextos estrictamente astronómicos, tanto si se refieren a los astros en sí como en los usos derivados o metafóricos.
Estos sustantivos aparecen en ocasiones escritos con mayúscula inicial en contextos donde esta resulta innecesaria, como en «La playa es un destino perfecto no solo para relajarse, sino también para tomar el Sol» o «La Luna Llena pasará a través de la sombra».
La Ortografía de las Academias de la Lengua explica que estas voces se escriben con mayúscula cuando se refieren a los nombres propios de los objetos astronómicos, tanto en publicaciones especializadas en astronomía u otras disciplinas relacionadas como también en noticias, novelas, definiciones en diccionarios, etc.
Fuera de estos contextos, continúa la obra académica, «tanto en su uso recto como en los derivados o metafóricos, se escriben con minúscula inicial con toda normalidad»; esta recomendación se aplica en especial a expresiones como tomar el sol, salir el sol, ser un sol, luna llena, luna nueva, luz de la luna, luna de miel, pedir la luna, los desheredados de la tierra y otras similares.
También se escriben con minúsculas cuando se usan con los sentidos de ‘estrella’, ‘planeta similar a la Tierra’ y ‘satélite’, respectivamente, como en «Cada galaxia tiene cien mil millones de soles y sistemas solares» y «Descubren océano en una luna de Saturno». Tampoco se escribe tierra con mayúscula cuando se refiere al suelo: «El avión pudo tomar tierra».
Y bueno, que hago con el dicho coloquial chileno. «Ando en la Luna», o, «ando en la luna». Necesito un sol que me ilumine o releer.