Espacios donde no creerías que pudieses usar baldosas hidráulicas

Cuando uno piensa en baldosas hidráulicas, lo primero que suele venir a la cabeza es una cocina con aire retro o el suelo de una cafetería con cierto estilo vintage. Pero lo cierto es que este tipo de baldosa, que lleva más de un siglo adornando espacios, tiene muchas más aplicaciones de las que uno podría imaginar.

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Su resistencia, versatilidad y enorme potencial decorativo la han convertido en una opción muy valorada más allá de los sitios de siempre.

En techos que buscan personalidad

Puede sonar extravagante, pero colocar baldosas hidráulicas en el techo es una tendencia que empieza a verse en bares, estudios de diseño y algunos apartamentos urbanos con ese toque arriesgado. Esta opción puede funcionar especialmente bien en estancias pequeñas, como aseos de cortesía o recibidores, donde se busca generar un punto de atención sin sobrecargar el ambiente.

Elegir un patrón geométrico o floral en tonos suaves puede transformar por completo un techo plano y anodino en un elemento con fuerza visual. Además, como la baldosa hidráulica es más ligera que otras opciones, su instalación en techo no es tan descabellada como parece.

En cabeceros de cama o murales decorativos

Una forma muy original de usar baldosas hidráulicas es como cabecero de cama. En vez de tapizado o madera, hay quienes optan por cubrir una parte de la pared tras la cama con estas piezas, logrando un efecto elegante, fresco y totalmente diferente. Esta idea también puede adaptarse a murales en salones o pasillos, donde se combinan varias piezas como si fueran un gran puzzle.

El resultado es una especie de obra de arte modular que no necesita marcos ni mantenimiento y que aporta un guiño artesanal en ambientes modernos. Combina bien con paredes lisas y colores neutros, y permite jugar con combinaciones únicas.

Encimeras y superficies de apoyo

Aunque no sea lo más común, hay diseñadores que están utilizando la baldosa hidráulica en encimeras de baño o incluso en muebles auxiliares. Aplicadas sobre una base de madera o cemento, estas baldosas resisten el uso diario y aportan una textura que contrasta muy bien con materiales más fríos como el cristal o el acero.

Eso sí, hay que tener cuidado con el sellado para evitar manchas o desgaste prematuro. Pero si se hace bien, es una forma muy efectiva de dar carácter a una pieza sin tener que recurrir a materiales caros o revestimientos sintéticos.

Escaleras con carácter propio

Una de las aplicaciones más fotogénicas y llamativas de las baldosas hidráulicas es en las contrahuellas de las escaleras. En lugar de dejar esa parte oculta o anodina, se puede jugar con diferentes diseños para que cada escalón tenga un patrón diferente o que toda la subida sea uniforme pero vistosa.

Esta idea encaja bien tanto en viviendas particulares como en comercios que quieren imprimir personalidad desde el primer paso. Además, como la superficie es vertical y no sufre tanto desgaste como el peldaño, se mantiene bonita durante más tiempo con menos mantenimiento.

Revestimiento de mobiliario

Otra forma poco convencional pero muy atractiva de incorporar baldosas hidráulicas es en muebles como mesas, aparadores o islas de cocina. Cubrir una encimera con este tipo de baldosa puede darle una segunda vida a un mueble aburrido, convirtiéndolo en una pieza central dentro del espacio.

En tiendas de decoración, incluso se han llegado a ver armarios empotrados con puertas recubiertas parcialmente con baldosas, jugando con los contrastes de color y textura. La clave está en elegir bien los tonos y no sobrecargar el conjunto, ya que se trata de piezas con mucha presencia visual.

Exteriores con personalidad

Aunque se suele asociar más con interiores, la baldosa hidráulica también puede tener su sitio en patios, terrazas e incluso fachadas protegidas. Eso sí, hay que asegurarse de que sean piezas preparadas para la intemperie, ya que no todas las baldosas hidráulicas tienen la misma resistencia a los cambios de temperatura o la humedad.

Utilizadas en zonas concretas, como una pared que enmarca una fuente o el zócalo de un porche, pueden aportar un toque artesanal y mediterráneo sin recargar. Y combinadas con plantas y materiales naturales como la madera o el barro cocido, el efecto es simplemente espectacular.

De elemento funcional a detalle con identidad propia

Lo que hace especial a la baldosa hidráulica es su capacidad para ser a la vez un revestimiento duradero y una pieza de arte decorativa. No hay muchas opciones que permitan esa dualidad con tanta naturalidad. Por eso, pensar en nuevos lugares donde incorporarlas es casi un ejercicio creativo.

Cada vez más interioristas están apostando por estas soluciones fuera de lo habitual, precisamente porque permiten crear espacios únicos sin tener que recurrir a artificios o a grandes presupuestos. Así que la próxima vez que veas una pared lisa, un mueble plano o una escalera olvidada, quizá sea el momento de imaginar cómo quedaría con un toque de baldosa hidráulica bien colocada.

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