No ha habido ni habrá tregua navideña en Francia, como deseaba el gobierno del presidente Macron, que intenta jugar la baza del agotamiento y de la división entre los huelguistas y entre los franceses, respondiendo con la violencia policial a las manifestaciones que se desarrollan en todo el país.
Al cumplirse hoy 28 de diciembre, veinticuatro días ya de huelga general en Francia, se ha celebrado una nutrida manifestación en París y diversas concentraciones en provincias. Cinco mil personas según la policía, decenas de miles de manifestantes según fuentes sindicales.
En París, Toulouse, Perpiñán, Valence, Niza, Burdeos, Bayona, Reims, Nancy, Metz, Caen, Cherburgo, Rennes etc., miles de manifestantes ha, salido a la calle, en una evidente confluencia entre el movimiento de “gilets jaunes” y las bases del movimiento sindical que mantienen la llama de esta huelga ilimitada. Bases mucho más radicalizadas que sus propias direcciones nacionales, ante el desprecio y la arrogancia del gobierno, en plenas fiestas navideñas.
Las consignas de los gilets jaunes como “Macron on vient te chercher chez toi” (Macron venimos a buscarte) se han mezclado en todas estas manifestaciones con las consignas sindicales por una huelga ilimitada hasta que Macron retire su proyecto sobre las pensiones, y con las reivindicaciones de todos los sectores en lucha, como personal hospitalario o educación nacional.
Los grandes medios informativos que siguen minimizando cada día la amplitud de la huelga y de la bronca social, se inquietan sin embargo por este acercamiento entre la base sindical radicalizada con el muy radical movimiento de protesta de los gilets jaunes que empezó en su día como una protesta contra la injusticia fiscal.
Esa misma prensa muy dócil y sometida a la propaganda gubernamental se pregunta con inquietud: ¿Quien ganará la batalla de la opinión? Pues bien, a juzgar por el vigoroso desarrollo de la solidaridad de los franceses cotizando a las cajas de apoyo a la huelga, y a juzgar por los sondeos que ese mismo poder encarga a los institutos especializados, la mayoría de los franceses sostienen la huelga y se oponen a la arrogante política de Macron.
En esta huelga general ilimitada cuyo motor son los sindicatos del sector público, es decir de las grandes empresas nacionales SNCF, RATP, EDF, Hospitales públicos, educación nacional, la opinión pública y el sector privado que no tiene la posibilidad organizativa de unirse a la huelga, sostienen, no obstante este movimiento, conscientes de que se trata de una lucha con un objetivo común: Impedir que Macron destruya el sistema de pensiones en Francia, para instaurar un dispositivo de “pensiones por puntos”, muy aplaudido por las compañías de seguros y la gestora financiera Black Rocks.
Las mentiras de Macron y su gobierno al presentar esta “reforma” como un proyecto de “reforma universal para suprimir los “regímenes especiales de pensiones”, están quedando cada día al descubierto de forma evidente. Los privilegiados en este país se encuentran en el gobierno y en el senado con “pensiones muy especiales”, pero no en la SNCF ni en la Ratp, donde los trabajadores defienden sus convenios colectivos.
La tentativa de dividir a las diferentes categorías profesionales, ofreciendo soluciones particulares a los policías, a los pilotos de línea, a las bailarinas de la opera de París, a los camioneros y transportistas, o los bomberos, muestra que el verdadero propósito de ese proyecto de “reforma” es en realidad imponer un sistema de “pensiones por puntos”, aun haciendo concesiones a unos u otros, para desmantelar el actual sistema de pensiones paritario.
Mientras Macron opone unas generaciones de franceses a otras, el actual sistema de pensiones en Francia se basa en la solidaridad intergeneracional. En los próximos días la huelga y las movilizaciones se van reforzando y seguirán en nochevieja y año nuevo hasta obligar al gobierno a retirar pura y simplemente su proyecto de destrucción del sistema de pensiones.
