En el marco de la programación del Festival Internacional Madrid en Danza 2015, organizado por la Comunidad de Madrid en los Teatros del Canal, asistimos en la noche del miércoles 25 de noviembre a la representación del clásico del Siglo de Oro español de Lope de Vega Fuenteovejuna, por la Compañía de danza española Antonio Gades, bajo la dirección artística de Stella Arauzo.
Una vez más quedó demostrada la excelencia de la danza, la música y el cante como medios de expresión, teniendo como soportes la danza española y excelentes números de baile, cante y toque flamenco, estos últimos interpretados por los guitarristas Antonio Solera y Camarón de Pitita y los cantaores María Carmona, Alfredo Tejada, Manuel Palacín y Enrique Pantoja. Las músicas de Antón García Abril, Mussorgsky, Antonio Gades y música barroca, seleccionadas y con arreglos de Faustino Núñez que para los números flamencos comparte con el guitarrista Antonio Solera.
Muy acertada la ambientación y vestuario de Pedro Moreno. Como corresponde a campesinos, ha utilizado para el vestuario colores de campo en otoño, con una sabia distribución de tonalidades de la gama de los ocres, marrones, anaranjados y beiges. El Alcalde y padre de Laurencia, muy bien interpretado por Antonio Canales como artista invitado, portaba una vara de alcalde que tiene un gran protagonismo. El perverso Comendador, vestido de rojo y sus dos esbirros de negro sugerían aires luciferinos en el contexto de la obra.
El elenco de bailarines – actores tuvo una actuación notable. Los roles protagonistas de Laurencia y Frondoso estuvieron a cargo de Silvia Vidal y Miguel Lara. Miguel Ángel Rojas como el Comendador. El trabajo de coreografía que dejó el genio de Antonio Gades, hace una exquisita composición de personajes en escena. En un escenario diáfano, la composición e iluminación van creando diversos espacios y momentos de actuación a la vez.
La introducción con una danza de todos los campesinos celebrando la cosecha, en la que portan hoces, horcas y rastrillos como herramientas de trabajo y festivas en la ocasión, tendrán su remate compositivo final, cuando todos a una responden a la pregunta del juez de ¿quién mató al Comendador? mostrando ahora sus herramientas como instrumentos de castigo -y también de defensa-. Muy bien la presentación de los novios, Laurencia y Frondoso, (obviamente aquí no se mencionan nombres) con esas alegrías con toque y cante, seguidas de jotas, un baile que predomina a lo largo de la representación. El desfile por parejas de los campesinos ante el Comendador, mientas él solo está atento a elegir a que mujer se va a llevar y cómo no, se fija en la más guapa del pueblo. El duelo entre el Comendador y el Alcalde (y padre de Laurencia) está protagonizado por la vara de éste último, como símbolo de su poder, que acaba en el suelo. Hay una pausa dramática, el Comendador hace como que se va y el pueblo recupera su alegría, con una danza de lavanderas a los acordes de la canción popular Paso río, paso puente, siempre te encuentro lavando…más tarde un precioso dúo de cortejo de los novios al que sigue el baile del Lerele, número flamenco con toque y cante. La ceremonia de la boda, con la novia vestida de rojo y velo blanco y su danza de amor con el novio en la que juegan con una sábana nívea, símbolo de pureza y la posterior celebración con una danza popular, Viva la jota del pueblo. Después, la tragedia y el grito de Laurencia desmelenada, dirigido a los hombres, clamando venganza contra el depredador de su honor, con la respuesta unánime. Hasta el Comendador muerto, es un instante realmente artístico. Y el final que todos conocemos desde el siglo XVII, aunque en realidad los hechos, históricos, son del siglo XV, de tiempos de los Reyes Católicos.
La Compañía Antonio Gades está apoyada por la Fundación Antonio Gades, fundada en 2004, con el objetivo de velar por el mantenimiento, cuidado y difusión de la obra del bailarín, compositor y coreógrafo. La preside su hija, la actriz María Esteve.
