Eva Bartlett (IPS/Gaza).- «En los últimos cinco años hemos recolectado los residuos por medios muy tradicionales: en carros tirados por burros», dijo Abdel Rahem Abul Kumboz, director de salud y ambiente de la Municipalidad de Gaza.
Solo la ciudad de Gaza produce 700 toneladas de basura a diario, indicó Kumboz a IPS. Más de la mitad es reunida todos los días por 250 carros: «Se hace el trabajo, pero no de forma óptima», señaló.
Como si fuera poco para los problemas que afronta la administración de la basura en la franja de Gaza, esta simple forma de tratar los desechos se vio interrumpida: «Los fondos destinados para los recolectores de basura se acabaron a fines de febrero», informó Kumboz, por lo cual no habrá recolección al menos hasta junio.
Hamada al-Bayari, de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), informó que se lanzó una respuesta de emergencia con la colaboración del grupo de asistencia italiano Cooperazione Internazionale (COOPI).
Bayari señaló a IPS que COOPI proveyó fondos para que continúe la recolección hasta junio. De esta manera se evitó un desastre inmediato, pero los problemas crónicos del manejo de desechos en Gaza persisten.
Los vertederos están abarrotados, los vehículos de recolección no funcionan, las toxinas de la basura se están filtrando a las aguas subterráneas y no hay medios de disponer desechos peligrosos.
«El severo cerco en los últimos cinco años afectó todos los aspectos del manejo de desechos», dijo Kumboz, refiriéndose al bloqueo impuesto por Israel, que prohíbe la entrada de materiales de construcción a la franja.
La municipalidad tiene 75 vehículos recolectores, «más de la mitad de los cuales son completamente inutilizables».
«El resto han estado en uso por más de 15 años, y necesitan reparación. Debido a las prohibiciones de Israel a importar armas, no podemos obtener las partes que necesitamos para mantenerlos. Algunas las conseguimos a través de túneles desde Egipto, lo cual es muy caro y no muy seguro», añadió.
El tema más urgente, comentó Kumboz, son los vertederos desbordados. Gaza no ha podido expandir estos lugares de depósito de basura debido a la falta de materiales de construcción y a los constantes ataques israelíes en las zonas fronterizas, donde están ubicados los tres principales.
Un informe del Banco Mundial de febrero de 2011 alertaba entonces que los tres mayores vertederos de Gaza estaban «alcanzando su máxima capacidad».
El estudio añade que la situación «se agravó aún más por las acciones militares israelíes», que generaron «sustanciales cantidades de escombros de edificios dañados, algunos de los cuales están contaminados con sustancias peligrosas».
Algunas de estas sustancias son el asbesto, usado en muchos techos de Gaza, químicos y toxinas de las bombas israelíes y desechos hospitalarios, como muestras de sangre y fluidos, con patógenos infecciosos.
También se puede encontrar basura radiactiva o química, según un informe de septiembre del Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Durante los ataques israelíes contra Gaza en el invierno de 2008-2009, «los incineradores no funcionaron debido a los cortes de electricidad. Por tanto, todos los vertederos recibieron en forma indiscriminada materiales peligrosos, como desecho sanitarios», señala el estudio del PNUMA.
A eso hay que añadirle más de 35.700 animales, entre vacunos, ovinos y caprinos, y más de un millón de aves que murieron en los ataques, para cuya disposición higiénica la municipalidad carecía de medios.
Otros ocho días de continuos ataques israelíes en noviembre de 2012 agravaron el problema, acumulando escombros y desechos peligrosos.
De los tres principales vertederos de la franja, solo el de Deir Al Balah fue construido con estándares sanitarios aceptables, señala el informe del Banco Mundial de marzo de 2012.
Los tres lugares de vertido se encuentran cerca de la Línea Verde, frontera que separa a Gaza e Israel, y a través de la cual son frecuentes las incursiones israelíes, lo cual dificulta los trabajos de tratamiento de desechos.
El documento del Banco Mundial también advierte que una eventual expansión del vertedero de Johr ad Deek «implica riesgos».
El 5 de enero pasado, el ejército israelí disparó contra un camión de basura en el vertedero de Beit Hanoun. El Centro Palestino para los Derechos Humanos informó que el vehículo se encontraba a 150 metros de la frontera cuando fue atacado. Uno de los trabajadores, Awad Al Zaanim, resultó herido en la cabeza por metralla.
«Gran parte de Beit Hanoun se encuentra en el área fronteriza. Hay muchas invasiones y bombardeos israelíes allí. Todo esto causa problemas para el manejo de los desechos sólidos», Sufyan Hamad, jefe municipal en el norte de Gaza: «Se nos prohibió ir al vertedero. Israel nos impide acercarnos a 300 metros de la frontera», agregó.
Solo el de Sofa, en el sudeste, podría ser expandido, según el Banco Mundial.
No obstante, el organismo multilateral sugirió que se construyeran otros dos para servir a toda la franja, así como «reemplazar la flota de recolección con una nueva».
Pero esto parece imposible para muchos. «Hace cinco años que estamos esperando que los camiones que ya están (en la central ciudad cisjordana de) Ramalah ingresen a Gaza», dijo Hamad: «El problema son los israelíes. Ellos son los que dicen que los camiones no pueden entrar», añadió.