Tras la muestra inaugural en la Sala Azca de Madrid del 25 de septiembre al 24 de noviembre de 2013 y su posterior exhibición en el Centro José Guerrero de Granada del 20 de diciembre de 2013 al 23 de marzo de 2014, ahora es el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón el que se dispone a acoger a partir del próximo lunes 14 de abril y hasta el 18 de junio la exposición «William Christenberry».
Se trata de una de las exposiciones itinerantes más descollantes de la temporada en España: 300 fotos de William Chistenberry, considerado como uno de los constructores del relato visual del Sur estadounidense, el espacio narrativo de las grandes obras de William Faulker. Este fotógrafo, desconocido hasta en Europa esta exposición de la Fundación Mapfre, es considerado como uno de los pioneros de la foto en color. Su paso por Madrid y Granada corrobora el interés que esta muestra despierta.
Christenberry construye un relato del sur estadounidense, desde y dentro del sur. Un relato parcial, sin duda, que hunde sus raíces en su infancia, sus memorias, sus experiencias, sus lecturas, sus ensoñaciones. Un relato que nos habla de arquitecturas vernáculas y paisajes, pero que también bebe de la historia, de los lados más oscuros de esa historia norteamericana marcada por una guerra fratricida, los desequilibrios económicos y los problemas raciales. La historia de la Gran Depresión que han documentado el escritor James Agee y Walker Evans en la obra de culto Let Us Now Praise Famous Men (“Elogiemos ahora a los hombres famosos”).
Fue precisamente Walker Evans, recuerda Yolanda Romero, comisaria de esta antológica, quien a principios de los años sesenta animó a Christenberry a «privilegiar la fotografía como arte expresivo». Hasta entonces había usado las imágenes que captaba con una modesta cámara Kodak Brownie como referencia para sus pinturas. A diferencia de Evans, Christenberry se inclina por la apuesta del color frente a la tradición del blanco y negro.
Lo que le interesa a Christenberry es su paisaje natal. Para ser más exactos, lo que quiere contar en sus imágenes son los devastadores efectos del tiempo sobre esa geometría sureña: viejas casas desmoronándose, áridos cementerios, viejas iglesias en medio de la nada… Yolanda Romero habla muy atinadamente de una «estética del envejecimiento». Cuatro mil imágenes que Christenberry fue tomando un año y otro, repitiendo casi el mismo viaje e idénticos itinerarios. Y, sin embargo, apenas aparece la figura humana en su obra. Justo Navarro explica esa característica estilística porque, a su juicio, lo que Christenberry fotografía es «la relación de los seres humanos con el tiempo».
«Lo que ellos habían hecho encajaba perfectamente con lo que yo sentía por aquel paisaje y aquellas personas». Son palabras que el gran fotógrafo estadounidense William Christenberry dedicó a James Agee y Walker Evans, autores del imprescindible «Elogiemos ahora a hombres famososos», original libro en el que estos dos autores cuentan y fotografían las secuelas de la Gran Depresión a través de tres familias de aparceros. Convivieron junto a sus personajes en el verano de 1936, el año en que nació Chistenberry en Tuscaloosa, en Alabama. Veinticuatro años más tarde, en 1960, daría con ese libro que le mostraría un camino: «Algunas de las fotografías me dejaron sin habla».
William Christenberry tiene un lugar destacado en la historia reciente de la fotografía americana por su visión del paisaje tradicional del Sur de los Estados Unidos, y es considerado, sin duda, uno de los pioneros de la fotografía en color. Christenberry ha construido un relato del Sur americano, desde y dentro del Sur. Un relato que hunde sus raíces en su infancia, sus memorias, sus viajes, sus lecturas, sus experiencias.
Enlace Un fotógrafo llamado Christenberry