Un estudio dirigido por investigadores del Instituto Oncológico Integral Sidney Kimmel de la Universidad John Hopkins en Baltimore, EE.UU. afirma que según se sospechaba ya, el inicio de la mayor parte de los cánceres de ovario se localiza en las trompas de Falopio; es decir, los conductos fibrosos que conectan los ovarios con el útero.
Esta devastadora enfermedad silente, representa la primera causa de muerte por cáncer ginecológico en la población femenina española y es la sexta en el conjunto total de las enfermedades oncológicas. Tiene una elevada mortalidad por el retraso en el diagnóstico del tumor lo que supone, que el porcentaje de mujeres que logran sobrevvir pasados los diez años de la detección, no llegue al 30 % de mujeres.
La falta de clínica en los primeros estadios y la falta de síntomas específicos que hagan sospechar de la presencia de la enfermedad nos llevan a estas cifras tan alarmantes. Además hay que especificar que los tratamientos que todavía se dan a las personas con cáncer de ovario son prácticamente los mismos que hace unas décadas; quizá porque la investigación no se ha estado haciendo en el tejido adecuado. En el trabajo los autores analizan muestras de células sanas y de células cancerígenas así como las distintas metástasis en los otros órganos; masas de células cancerígenas o carcinomas serosos tubulares y en todas, existía una mutación del gen BRCA que predisponía al desarrollo de un tumor.
Mediante la secuenciación genética de todas las muestras para detectar la presencia de mutaciones en el ADN celular, se encontró que en todas había una pérdida de material en el cromosoma 17 en la región en donde está localizado el gen p 53; típico en la aparición de diversos cánceres.
De ahí se ha obtenido que los defectos de expresión o ausencia de expresión del gen p 53 constituya uno de los primeros pasos para desarrollar dicho cáncer y se ha concluido con que los cánceres de ovario comenzaron con lesiones tempranas en las trompas de Falopio.
De esta forma, con estos resultados, se podrá ayudar a algunas mujeres a evitar la extirpación de ovarios y la consecuente pérdida de hormonas que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por tanto, podrán hacerse detecciones tempranas de cáncer de ovario, y nuevas técnicas de cribado, lo que evitará muchas muertes por esta enfermedad.