En 2014, en una playa de Normandía se encontró una esclava de plata, una pulsera que ha remontado el tiempo.
El hallazgo se produjo en el fondo de un agujero cerca de una fosa de protección de algún arma artillera del Sexto Field Regiment (RCA), en una exploración del Instituto Nacional de Excavaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP) efectuada en el marco de una obra pública en Fleury-sur-Ome, en el departamento de Hauts de l’Orne.
La pulsera llevaba grabadas la identificación del propietario, un soldado canadiense de nombre Harry Edward Fox, natural de York, un suburbio de Toronto, y la inscripción: “From Rose”.
La zona donde ha aparecido la joya sirvió, durante la Segunda Guerra Mundial, para el acantonamiento de reposo de las unidades de combate de la 5ª Brigada, así como para la instalación de piezas de artillería de apoyo para los Regimientos 4º y 6º, escenario de la última fase de la liberación de Caen (Departamento de Calvados) por tropas británicas y canadienses (operaciones Atlantic y Spring), en julio y agosto de 1944.
Harry E. Fox desembarcó con su regimiento, y 15 000 soldados más, en la playa de Juno Beach (Couseulles-sur-mer), el mismo lugar donde el 24 de febrero de 2020, en una ceremonia oficial, se ha entregado la esclava al arqueólogo canadiense de origen normando Denis Renaud, profesor de arqueología clásica y arqueología de los campos de batalla en la universidad de Ottawa, quien ha estado dos años investigando el origen de la pulsera y los datos de su propietario, que ahora se entregará a la familia del militar para que sea depositada en el Museo de la Guerra de Ottawa.
Harry E. Fox participó en la Batalla de Normandía y después en la liberación del norte de Francia, Bélgica y Países Bajos, para terminar su periplo en Alemania, donde resultó herido y perdió el dedo índice de la mano izquierda. Después de convalecer en Inglaterra, en julio de 1945 regresó a Canadá donde se casó, tuvo dos hijos, trabajó como soldador en las compañías Stanley Steel Works y Orenda Engines y falleció en 2005.
El arqueólogo Renaud lamenta no haber podido resolver el misterio de la identidad de la joven Rose que regaló la esclava al soldado Fox, protagonista de una sugerente historia de amor y de guerra. Ha llegado tan solo a averiguar que era una chica británica.