Un nuevo estudio relativo al impacto de la cafeína en pacientes con Alzhéimer arroja datos que se desconocían hasta ahora. Tanto la ansiedad como el miedo a lo desconocido, así como el aprendizaje y la memoria, se ven afectados tras la ingesta de café en estos pacientes.
La investigación, que ha sido publicada en la revista Frontiers in Pharmacology, coordinada por el Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto Karolinska de Suecia, constatan que el consumo continuado de cafeína empeora los síntomas neuropsiquiátricos que sufren la mayor parte de los afectados, además de los problemas cognitivos y de memoria que se notan en los primeros estadios de la enfermedad.
Agrupados bajo el nombre de síntomas conductuales psicológicos de la demencia se encuentran: apatía, depresión, alucinaciones, paranoia, y síndrome del atardecer, entre otros; problemas importantes cuando el paciente nota que algo está sucediendo en su interior. La investigación contradictoria propone que el café actúa también como agente cognitivo beneficioso, dado que bloquea las moléculas receptoras de adenosina que provocan disfunciones y enfermedades en la vejez.
Las nuevas investigaciones giran en torno al estudio de ratones que padecen estar afectados como los humanos de la misma forma patológica temprana y presentan no solo los típicos problemas congnitivos, sino los otros patrones. En este sentido, la cafeína demuestra que no solo no ayuda, sino que perjudica a los roedores.
El aumento de la neofobia, el agravamiento de las conductas relativas a la ansiedad, la memoria alterada y la falta de aprendizaje son aspectos lo suficientemente graves como para sugerir que se debe evitar el consumo de cafeína en estos pacientes.