Un año después de la puesta en libertad del fotógrafo egipcio Mahmud Abu Zeid, conocido como ‘Shawkan’, de 33 años, lo cierto es que sigue viviendo una silenciosa condena. Son cinco años y medio los que sufrió en prisión, pero aún debe pasar las noches en comisaría.
Reporteros sin Fronteras (RSF), que pidió desde el primer momento su libertad, en la presentación de su informe anual de 2019 mencionó que hubo 32 periodistas detenidos en Egipto y citaron que pueden pasar años hasta que sean condenados, lo que le sucedió al propio fotógrafo.
Asimismo, tras mencionar la libertad de Shawkan, recordaron que salió de la prisión pero no en libertad total, ya que debe ir a comisaría cada día y no podrá salir del país durante un periodo de cinco años, en lo que se considera una libertad vigilada.
Son más de cuatrocientos los condenados que han salido en libertad, pero deben ir a comisaría diariamente donde deben pasar unas doce horas. Según Amnistía Internacional, que lo declaró preso de conciencia, se trata de una libertad vigilada.
Por su parte, Shawkan no ha hecho declaraciones públicas sobre su estancia en la cárcel y sigue viviendo en El Cairo. Mantiene actividades relacionadas con la fotografía y, así, anunció que este año, después de una pausa de casi tres, se celebrará el ‘Shawkan Photo Festival’, en octubre, en colaboración con la Semana de la Fotografía de El Cairo.
Además, añadió a través de redes sociales que está buscando series de fotos que muestren el periodismo visual socialmente comprometido de la fotografía contemporánea.
Fue un 4 de marzo de 2019 cuando salió libre de la Comisaría de Policía de Al Haram, situada en Guiza, cerca de El Cairo. Estaba en las instalaciones policiales esperando su libertad, que fue pospuesta durante meses.
Shawkan se convirtió en todo este tiempo en un símbolo de la defensa de la libertad de expresión en el mundo y especialmente en su país.
Fue detenido el 14 de agosto de 2013 mientras fotografiaba la matanza de la plaza de Rabaa al Adawiya, en la que se encontraban miles de seguidores del expresidente Mohamed Mursi (1951-2019), derrocado previamente por los militares el 3 de julio de 2013.
A pesar de que solo estaba cubriendo el desalojo violento, fue incluido en la macrocausa junto a dirigentes islamistas y participantes en la acampada de protesta. Fue acusado de nueve cargos, que incluían “el asesinato, el intento de asesinato, la pertenencia a un grupo ilegalizado”, –en alusión a los Hermanos Musulmanes– así como “la participación en una manifestación ilegal y la posesión de armas”.
Aunque fue sentenciado el 8 de septiembre de 2018 a cinco años de prisión, su condena se alargó seis meses debido a que debía pagar, supuestamente, una multa por «destruir propiedades públicas y privadas».
Durante su largo cautiverio fue galardonado con el premio de libertad de prensa de la Unesco. Además, la sección de fotógrafos del Sindicato de Periodistas de Egipto le otorgó el premio anual 2017 y el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, siglas en inglés) le concedió el galardón internacional por la libertad de prensa en 2016.
El fotógrafo egipcio había trabajado para el diario de su país Akhbar el Youm, colaborando con las agencias Corbis y Demotix de Londres y sus fotografías habían aparecido en medios como The Sun, Time Magazine, Bild o Die Zeit.