El Teatro Real pone por primera vez en escena en Madrid Lucio Silla, la tercera ópera de Wolfgang A. Mozart que compuso a la edad de 16 años. Bajo la dirección de Ivor Bolton, responsable musical del Real y gran experto en el repertorio mozartiano, la exitosa producción de Claus Gutz y un originalísimo decorado giratorio diseñado por Christian Schmidt, que permite dinamizar la sucesión de escenas y a quién también vimos en las escenografías de Parsifal y Rodelinda.
.
La ópera Lucio Silla, dictador y militar romano entre 138-78 antes de Cristo, sempiterno enemigo político de Cayo Mario, no tiene en cuenta el rigor histórico. La acción sucede en el 79 a.C., un año antes de su caída. Relata las complejidades de las relaciones personales de seis personajes. El dictador Silla, Giunia hija de Cayo Mario y prometida de Cecilio, senador exiliado por el dictador, amada y deseada por éste. Celia, hermana de Silla está enamorada de Lucio Cinna, amigo de Cecilio. Y Aufidio, mano derecha de Silla, que a veces parece su conciencia.
Desde el primer momento de la obertura, el sello Mozart está presente en cada nota. Es inconfundible. En la música, bellísima, se nota la evolución del compositor en la mayor madurez y solidez musical, orquestal y dramaturgia vocal sobre sus dos primeras óperas, Mitrídates rey de Ponto –compuesta a los 11 años- y Ascanio en Alba, poco después.
En el aspecto orquestal se nota cierta escasez de lenguajes sónicos, pero este era el Mozart de 16 años, un genio en evolución. Verdaderamente, asombra que en la obra de un adolescente dieciocho de sus veintitrés números sean arias, dos duetos, un trío y dos fondos corales. Algunas de estas arias están entre las más difíciles de cantar de la historia de la ópera, particularmente las de Giunia; del primer acto, Dalla sponda tenebrosa; el dueto de Giunia y Cecilio en la escena de los sepulcros, D’Elisa in sen m’attendi, uno de los momentos cumbre de la ópera. Del segundo acto Parto, m’affretto y del tercero Fra i pensier.
Hablemos de las voces que se escucharon en el ensayo general el 11 de septiembre, dos días antes del estreno para todo el público. Segundo reparto, con las voces de Julie Fuchs en Giunia, la auténtica protagonista de la historia que se narra, prácticamente está en escena la mayor parte del tiempo, un papel que tiene la mayor dificultad de tesitura dramática y técnica musical.
Es curioso que el papel de tenor de Silla, el que da nombre a la ópera, sea uno de los que menos intervienen. Y es que Mozart adaptaba los papeles a la calidad de los cantantes. En principio había escrito un rol más complejo para Silla, pensando en un tenor muy acreditado que finalmente fue sustituido por un novato, así que Mozart dejó ese papel reducido a dos arias. En cambio, hizo protagonistas a dos virtuosos, la soprano Anna d’Amicis en el papel de Giunia y al soprano castrato Venancio Rauzzini en el de Cecilio. Y así ha continuado en la realmente corta historia de representaciones de Lucio Silla.
En el ensayo general destacó mucho la voz, dramaturgia y técnica musical de Anna Devin en el rol de Celia, hermana de Silla y enamorada de Lucio Cinna, quien junto a la mezzosoprano Marina Comparato en el papel del senador Cecilio, fueron quizá lo más notable en un conjunto de voces notables en la interpretación de unas arias de singular belleza musical.
No se entiende que Lucio Silla, tras su estreno en el Teatro Regio Ducale de Milán en 1772 con gran éxito en sus veintiséis representaciones, fuera olvidada hasta el punto de no volver a ponerse en escena hasta 1975 en versión de concierto en Salzburgo.
La versión del Teatro Real es absolutamente respetuosa con las voces diseñadas por Mozart para sus personajes. Tenor para Lucio Silla y Aufidio, el tribuno de la plebe y mano derecha – conciencia de Silla; sopranos para Giunia, Celia, Cecilio y Lucio Cinna. En la versión mozartiana de su estreno en Milán solo hubo un castrato, para Cecilio. En el Real, en septiembre 2017, cuatro sopranos. Lucio Cinna fue cantado ayer por la soprano Hulkar Sabirova.
En la rueda de prensa previa se dijo que en esta producción de Claus Gutz hay referencias sutiles a políticas y políticos actuales, incluso un guiño a Trump. Cierto, el tenor Benjamin Bruns, que borda el personaje del dictador Silla en el aspecto actoral, le ridiculiza en clave humorística en el primer acto. Sutilmente hay gestos en los que recuerda a Trump. Pero creo que la intención última es ridiculizar a los dictadores en general y por extensión a todos los que abusan del poder.
La temporada 2017 – 18 del Teatro Real va a ofrecer algunas óperas muy repertoriadas, como Carmen, La Bohème, Aída o Lucia di Lammermoor; otras no tanto como La favorita de Giacomo Donizetti, ópera con la que se inauguró el Teatro Real en 1850.
Pero hay muchas novedades, como Dead man walking de J. Heggie, Street Scene de K. Weill, Gloriana de Benjamin Britten y Die Soldaten de B.A. Zimmermann, las cuatro estrenos en el Teatro Real. Dos óperas en versión concierto, Ariodante de Händel y Thaïs de Massenet.
En la programación de danza, la Dresden – Frankfurt Dance Company, el Ballet Nacional de España dirigido por Antonio Najarro ofrecerá el ballet Sorolla y The Royal Ballet El lago de los cisnes. Además conciertos y recitales en el programa Las Voces del Real.
