«Soy más optimista que antes» sobre la meta de fin al hambre incluida en la agenda 2030 para América Latina y el Caribe, resumió Mario Lubetkin, representante regional de la FAO, en entrevista en Santiago con Orlando Milesi (IPS).
El también subdirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que sigue siendo difícil alcanzar esa meta, pero expresó optimismo por la conciencia expresada por líderes de 33 países que protagonizaron la 38 Conferencia Regional del organismo, celebrada en la capital de Guyana.
En la reunión, clausurada el 21 de marzo, los gobiernos acordaron dar énfasis a la lucha contra el hambre y mejorar la gestión agrícola en los países latinoamericanos y caribeños.
Las cuatro guías de la FAO aprobadas en la conferencia de Georgetown son producción más eficiente, inclusiva y sostenible; acabar con el hambre y alcanzar la seguridad alimentaria y la nutrición; gestión sostenible de los recursos naturales y adaptación al cambio climático, y reducción de las desigualdades y la pobreza y la promoción de la resiliencia.
Solucionar el problema del hambre es un elemento clave de la seguridad internacional y la paz mundial, advirtió Lubetkin durante la entrevista en Santiago de Chile, sede regional de la FAO.
IPS: Después de la 38 Conferencia, ¿está más optimista o pesimista de alcanzar las metas de hambre cero de la Agenda 2030 y en particular el Objetivo de Desarrollo Sostenible dos, el del hambre cero para la región
Mario Lubetkin: Sigo manteniendo que es muy difícil, pero eso es una parte del recorrido. La otra parte es si tengo optimismo en relación a un cuadro de concientización y de acción en América Latina y el Caribe. Habiendo escuchado lo que escuché y desde ese punto de vista si soy más optimista que antes.
Se está dando una multiplicación de movimientos rápidos. ¿En cuántas campañas electorales en la región el año pasado y este se está tratando el tema de no hambre y la seguridad alimentaria?… en muchas. Y antes no era un tema.
La Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), la única estructura de dialogo político entre los países de América Latina, aprobó en su última cumbre en San Vicente y las Granadinas (el 1 y 2 de marzo), un nuevo plan de seguridad alimentaria y nutricional 2024-2030. Es la forma como la región está contribuyendo porque repensaron sus planes y los enfocaron de una manera contundente y clara.
La Celac no tiene facilidad de aprobar temas por aclamación o por consenso, pero ahora lo hizo y eso significa que la seguridad alimentaria va por encima de cualquier conflictividad y color político. Es una señal de optimismo.
Y el Grupo de los veinte (de grandes países industriales y emergentes), la gobernanza en el mundo que hoy preside Brasil, lanzará una gran alianza contra el hambre y la pobreza.
Son señales muy fuertes para afrontar un tema que se arrastra demasiados años. Hoy existe un mayor nivel de concientización.
IPS: ¿Cuál es el estado de situación de la región en el combate al hambre
ML: Hay cerca de 43 millones de personas que pasan hambre y más de 130 millones tienen dificultades para alimentarse.
Hablamos de una región que fue la única que redujo el número de personas con hambre, en más de tres millones.
Es una señal que no debemos subvalorar pues se redujo porque hubo políticas que empiezan a dar resultados concretos.
IPS: Pero el problema sigue siendo acuciante…
ML: En efecto, no podemos decir que con esta reducción invertimos tendencias. Podemos hablar que hay una lucecita de esperanza. Pero si se repite un segundo año, sí podemos decir que nos acercamos a consolidar una tendencia.
Hasta 2014 había una tendencia neta de reducción del hambre. Después cambió a nivel mundial y en América Latina no fue diferente.
Nosotros verificamos un cuadro en el cual estamos saliendo de la covid con todos los efectos que eso generó: un retroceso al escenario de hambre de veinte a veinticinco por ciento . Son números muy severos que hemos ido mejorando y regresado al escenario pre covid.
IPS: Avanzar hacia una salida al problema del hambre exige un consenso social muy amplio.
ML: Hoy no podemos afirmar que todo esto lo va a afrontar un país, o una organización internacional o el sector privado. Nadie por si solo va a salir de este problema.
Durante la Conferencia, se mencionó componentes económicas, ambientales, educativas, de salud, de desarrollo social. No hay seguridad alimentaria sin la participación de todos estos elementos, todos los actores y todos los técnicos.
Cuando hablamos de transformación de los sistemas agroalimentarios hablamos de tierras sostenibles, semillas calificantes, líneas de crédito sobre todo para la agricultura familiar, manejo del agua, comercio exterior, políticas de desarrollo social, educación, salud.
IPS: Menciona una «lucecita» en el combate al hambre por la reducción de tres millones.
ML: Yo pediría replicar la misma política que aplicaron los gobiernos durante la covid cuando no hubo cooperación internacional ni dialogo entre países sino esfuerzos de inversión local para solventar un tema fundamental.
Entonces, fuimos al mínimo de sobrevivencia y había dos parámetros: no contagiarnos e ir al supermercado y no encontrar góndolas vacías.
Ahí hubo inversión de los países para evitar el desastre y políticas de desarrollo porque la máquina no se paró. Muchos presidentes tienen claro que deben estar en primera línea en la seguridad alimentaria porque por ahí pasa la estabilidad socioeconómica del país.
IPS: Esta región es gran productora de alimentos, pero crece el sobrepeso y la obesidad. Hay severos problemas debido al consumo de comida chatarra.
ML: A nivel de personas adultas la cifra de obesidad va por encima de veinticuatro por ciento. Pero tenemos otro dato más dramático. Los menores de cinco años superan 8,7 por ciento de obesidad. Ese dato significa cargarle al Estado, por el resto de la vida, un peso pasivo enorme.
Otro dato alarmante es que la dieta alimentaria para comer con calidad diariamente es la más costosa del mundo, siendo una región productora de alimentos. Aquí cuesta promedio 4,08 dólares cuando en el mundo vale 3,66 y en África no pasa de 3,78.
El costo de la alimentación de calidad es un problema que la región tiene que ser capaz de afrontar. También en lo educativo.
Del total de la producción mundial alimentaria, trece por ciento nace de esta región. Pero mucho menos de veinte por ciento se exporta dentro de América Latina y eso es una señal grave.
América Latina tiene una capacidad productiva de alimentos que puede superar los 1300 millones de personas. Nosotros somos la mitad y, por tanto, el margen que tenemos es enorme.
IPS: En Brasil se efectúan compras públicas en la agricultura familiar para atender la alimentación en las escuelas. ¿Pueden contribuir iniciativas como esta a solucionar el problema?
ML: Sin duda. Uno de los elementos claves es lo que las experiencias locales no se queden dentro de las fronteras.
Son aspectos de enorme sensibilidad porque hablamos de setenta u ochenta por ciento de los productores. Los grandes productores no nos necesitan, los pequeñitos y los agricultores familiares sí. Con un agregado además….es ahí donde se juega una de las grandes batallas entre desarrollo y pobreza.
IPS: ¿El escenario se puso más difícil por los conflictos armados?
ML: No hablo de la guerra sino las guerras, que si bien están lejos de nosotros, sus efectos económicos y en la producción agrícola pesan.
Y nosotros tenemos un conflicto que está realmente severo en Haití, donde tenemos casi cincuenta por ciento de una población de ocho millones con dificultades de alimentación.
IPS: Acabar con la crisis del hambre es clave para la seguridad internacional y para la paz mundial.
ML: Sin duda….es muy simple: la guerra no resuelve el tema del hambre, solo puede agravarlo. Solo en un escenario de paz se puede afrontar el tema de la seguridad alimentaria.
Donde hay guerra, no las guerras más públicas sino las escondidas como en Afganistán, Sudán del Sur, Somalia, Yemen, ahí sí puedes tener la seguridad de que no habrá solución.
Solo en escenario de paz se puede dar y si vamos a avanzar hacia una seguridad alimentaria es porque nos encontramos con escenarios más positivos, que es básico.