En 2015, el cantante y guitarrista canadiense Neil Young publicaba «The Monsanto Years», un álbum que era una crítica al gigante de la agroalimentación y que fue el desencadenante de una guerra sin cuartel de la multinacional (hoy propiedad de Bayer) contra el músico y otros activistas.
Ahora, la publicación francesa RollingStone se hace eco de la información publicada por el diario británico The Guardian, que ha conseguido una serie de documentos internos de Monsanto, fechados en julio de 2015, que demuestran hasta qué punto la compañía ha «trabajado durante años para desacreditar a periodistas, políticos, investigadores y activistas que pretendían poner freno a sus actuaciones», y eran especialmente críticos con el producto estrella de la compañía, el glifosato, el herbicida más vendido en el mundo y también el más polémico.
Monsanto creó un servicio especial dedicado a la vigilancia de sus «enemigos», llamado «Intelligence Fusion center», una expresión utilizada habitualmente «por las células de contraespionaje en sus actuaciones contra los grupos terroristas». Un servicio que se fijó especialmente en el cantante y activista antiglifosato Neil Young y en la periodista estadounidense Carey Gillam, autora en 2017 de un libro sobre el glifosato titulado «WHITEWASH: The Story of a Weed Killer, Cancer, and the Corruption of Science» (Blanqueamiento: historia de un pesticida, el cáncer y de la corrupción de la ciencia).
La empresa Monsanto, que tuvo que responder varias veces ante la justicia, fue condenada en dos ocasiones por haber provocado sendas leucemias con su herbicida.
El documento de Monsanto recoge los diferentes artículos aparecidos en la prensa dedicados al álbum de Neil Young, identificando en las letras de las canciones los posibles temas que más interesan al autor, con el objetivo de poner en marcha una estrategia proactiva de respuesta y estar preparados por si hubiera que denunciar al músico ante la justicia.
Los documentos incluyen una nota con gráficos precisos del impacto del documental y el álbum de Neil Young en las redes sociales, así como un estudio de las canciones de «The Monsanto Years», con un listado de los «potenciales temas» que el cantante podía abordar al presentar cada una de las canciones: «Estamos elaborando un plan para prepararnos a intervenir en torno a seis sujetos, que parecen ser los próximos objetivos de Neil», se lee literalmente en la nota de Monsanto, y después se enumeran los temas, entre los que se encuentran «los derechos de los ciudadanos», «la salud de los trabajadores agrícolas» o «la excesiva influencia política sobre la sociedad». Asuntos que, por lo visto, son tabúes para Monsanto.
El 29 de junio de 2015, antes de la salida a la venta de «The Monsanto Years», la revista musical Billboard había recogido el comentario de un portavoz del fabricante de Roundup (nombre comercial del herbicida fabricado por Monsanto y comercializado desde 1975) sobre la canción que da nombre al título del álbum: «Muchos, en Monsanto, somos fans de Neil Young. Desgraciadamente, algunos pensamos que este álbum no refleja nuestro compromiso con una agricultura sostenible. Nos parece que hay mucha desinformación respecto a nosotros. Y, desgraciadamente, está reflejada en las letras (del álbum)».
Los documentos internos de Monsanto que The Guardian ha revelado detallan el seguimiento efectuado de la influencia del músico en Twitter entre 2015 y 2017. También que la compañía tenía prevista una serie de acciones para desacreditar a Carey Gillam, habiendo llegado incluso a pagar a Google «para promocionar los resultados que criticaban su trabajo». Una estrategia que también se llevó a cabo con Amazon. «Es mi primer libro –ha declarado Gillam al Guardian- He recibido críticas elogiosas de editores profesionales pero en Amazon se han dicho cosas horribles de mi». Parece ser que incluso estaba previsto presionar a la agencia Reuters, donde trabaja, para que la cambiaran de destino.
Ese mismo año de 2015, Neil Young produjo un documental de diez minutos titulado «Seeding Fear», en el que seguía a la familia del agricultor Michael White, de Alabama, acusado ante la justicia por Monsanto de haberse «atrevido» en 2005 a cultivar, limpiar y vender ilegalmente soja Roundup Ready sin autorización.
Según Quentin Gilles, periodista del diario francés Libération, el portavoz de Bayer, la empresa alemana que compró Monsanto en junio de 2018, «no ha querido comentar los documentos revelados pero ha declarado que demuestran que las actividades de Monsanto iban encaminadas a garantizar un debate justo, preciso y basado en la ciencia».