Nathalie X: dos mundos enfrentados

De Nathalie X, tengo que es de esas obras admirables donde no sobra nada y donde no hay un momento de distracción porque el tema es tan apasionante que no deja lugar. En ella, los tiempos de la acción están tan bien marcados que no hay marcas ni puentes, no hacen falta, y el salto final en el tiempo y en el espacio es para dejar sin aliento.

Cartel de Nathalie X

El vocabulario deja boquiabiertos porque, bajo el pretexto del oficio más antiguo, no se corta ni un sólo término de los más crudos, azuzados por la desesperación morbosa de quien ansía saber y no se ha atrevido nunca antes a preguntar.

Por todo esto, Nathalie X es un thriller de emociones que habla sobre todo de celos, del poder destructor y autodestructor de ese sentimiento cercano a amor, al desamor, al despecho, al deseo de venganza. Pero habla también de la distinta percepción que, sobre los que amamos, tiene un extraño.

Queda claro que a nuestros seres más queridos no les pasamos ni una mientras que, vistos con los ojos de un extraño, no son tan malos e incluso puede que los vea llenos de virtudes y generosidad. ¿Nos portamos de distinta manera con los extraños que con los de casa? ¿Los conocen mejor los que los miran de una forma distanciada que los que los vemos de cerca en la intimidad?

El desgaste de la convivencia es indiscutible y si a esto se añade una rivalidad profesional, ahí están las escenas de Secretos de un matrimonio del genio sueco, pero en Nathalie X se nos ahorran estos pormenores, ya están separados y ha habido repartición, sólo que, por los rescoldos que quedan de la hoguera, podemos ver las dimensiones de lo que fue aquella batalla.

Sigue habiendo sin embargo amor, sería posible empezar de nuevo y hasta un trato civilizado de amigos. Eso al menos pueden pensar ambos por separados… hasta que hablan y de nuevo empiezan los reproches insufribles, como en la vida misma. Donde otros ven belleza, ellos sólo ven manías, cosas insoportables y horror.

El dinero sugiere soluciones nuevas para perpetuar el «agarre», como dirían los magos y celestinos, la «ligazón» que permita seguir en contacto en un más allá de todo contacto imposible. Surge aquí una solución que recuerda lo que ocurre en Joven y bonita, de François Ozon, con la joven interpuesta que reaviva la unión, pero el final recuerda aún más a Lolita de Nabokov, con la pérdida de la pasión acrisolada y el triunfo del costumbrismo juvenil y pragmático. Así cada uno saca de la empresa lo que le conviene.

Veamos la sinopsis argumental:

Sonia, recientemente divorciada de Lucas, contrata a Nancy, prostituta, para que bajo una identidad falsa, la secretaria Nathalie Ribout, conozca a su exmarido, le seduzca y le vaya haciendo un relato exhaustivo de su relación. No es sólo una manera de mantener el control sobre la vida del hombre al que todavía ama, sino también de conocerlo mejor. Pero poco a poco las dos mujeres tienden vínculos entre ellas y Nathalie Ribout va progresivamente adquiriendo vida propia, dando un nuevo destino a Nancy y haciendo que la situación escape del control de Sonia.

Una obra que dice mucho más que lo que dice y donde los celos sorprendentemente actúan como antídoto para el dolor. Claro que por ese camino y con esas ansias de venganza, con ese veneno dentro el cuerpo que se alimenta de él, no nos vamos a curar nunca. Es mejor la actitud de la profesional, siempre manteniéndose a prudente distancia (a veces parece que no, pero el final tipo Lolita está claro) y poniendo en la balanza lo que se puede sacar de esa situación. Ésta es quizás la mayor habilidad del autor, del director y también del reparto: ¡cuánto más agradecido el papel de la que no se quema!, la jovencita graciosa que, de no ser por la personalidad y la belleza de Cristina Higueras, se llevaría los mayores aplausos.

La música en directo ayuda a enmarcar el tema y subraya el contraste entre la belleza de las melodías de Mendelssohn y los sentimientos tan mezquinos que puede inducir en quienes la aman, junto con los más bellos recuerdos que en ellos suscita.

Nathalie X fue primero película, Nathalie (2003) y Chloe (2009) con Amanda Seyfried, Liam Neeson y Julianne Moore en el reparto. Como obra de teatro, en 2009 se estrenó en el Teatro Marigny de París-Popesco con gran acogida de público y crítica. En ambos casos demostró el enorme potencial que encierra esta historia de maquinación, sexualidad, celos y seducción que toca puntos generalmente ocultos de las luchas emocionales y racionales entre los seres humanos.

Es España. se estrenó el 18 de noviembre de 2015 en el Teatro Talía de Valencia y tras una gira por diversas ciudades llega al escenario del Teatro Fernán Gómez donde permanecerá en cartel hasta el 2 de octubre.

  • Texto: Philippe Blasband
    Traducción: José Ramón Fernández
    Dirección: Carlos Martín
    Reparto: Cristina Higueras y Mireia Pamiés
    Dirección técnica: Alfonso Plou
    Escenografía: Alfonso Barajas
    Vestuario: Deborah Macías
    Iluminación: Felipe Ramos
    Espacio Sonoro: Marina Barba
    Distribución: SEDA
    Productores: DD&Company Producciones S.L./ Teatro del Temple/ Teatro Olympia
  • Fecha de la función comentada: 1 de octubre de 2016
    Fechas y horarios: Del 7 de septiembre al 2 de octubre
    Martes a sábados: 20:30 horas. Domingos: 19:30 horas
    Espacio: Sala Jardiel Poncela del Teatro F. Fernán Gómez
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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