Luis de Luis[1]
¿Qué se dice cuando no hay nada que decir?
¿Qué se hace cuando no hay nada que hacer?
¿Cómo se mira de frente cuando no hay nadie a quien mirar?
¿Qué se dice a quien no te escuchará?
Y mientras el tiempo corre …
A raíz del inminente fallecimiento de la persona más cercana y más querida Nerea Barrios se empezó a plantear , seguro, estas preguntas una y otra vez , y, de alguna manera, “La vida es una broma” le ha servido de catarsis de esa terrible experiencia en la que – como, sintomáticamente, refleja el estampado de la camiseta de una de las actrices en el que se Alicia y el conejo encerrados y desorientados – no hay asidero, ni refugio.
Vaya por delante que Nerea Barrios es una mujer de teatro y esta espléndida obra va mucho más allá de un exorcismo personal y desgarrado ( por legítimo que pudiera ser); partiendo de los mimbres del dolor por la pérdida de su amiga, Barrios ha planteado una excelente comedia de situación en la que transmite con un equlibradísimo sentido del tiempo dramático, un afinadísimo oído para el lenguaje coloquial y una enorme capacidad para transmitir naturalidad sin la que se caería toda la función.
Todo lo anterior sería imposible sin la entrega y brillantez de Isabel Bernal, Sara Ralla y Elisa Drabben que exprimen sus personajes de veinteañeras millenials hasta sacarles hasta la última gota (y más allá) del último recoveco de su personalidad para dar un auténtico espectáculo de vida, de ganas de vivir, de ganas de seguir viviendo.
Y es que en “La vida es una broma” conviven la risa y llanto, lo cotidiano y lo excepcional, las uvas y los Lacasitos, lo maravilloso y lo maravillado.
Como en el buen teatro, como en la vida misma, como si tal cosa.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha artística
Reparto: Isabel Bernal, Sara Ralla y Elisa Drabben
Dramaturgia: Nerea Barrios
Dirección: Nerea Barrios
Ayudante de dirección: Ana Amaro y Carolina Gistaín