¿Hablamos de homosexualidad o de personas a las que se le ha arrebatado la vida solamente? Cuando Daesh actúa no mira a quién, mira cuántos, mira cómo, mira dónde pero ni siquiera el porqué. Una sola persona; fanática, obsesiva, homófoba, un maltratador y un momento para que suceda.
Fue ayer en Pulse, un bar gay en Orlando (Florida). Un grupo de latinos bailándole a la vida en un domingo cualquiera. Eran las 8 de la tarde; una hora estupenda para comenzar la jornada lúdica o para perder la vida en tan solo una canción. La mayor masacre de los Estados Unidos de América esta vez se ha cebado con ellos; con latinos que son homosexuales; Stanley, Luis, Edward Manuel, Juan Ramón, Peter, Eddie, Erik, y así hasta 50 personas.
Muchos de ellos licenciados, otros voluntarios de las ONG, otros, las mejores personas del mundo, como han relatado muchos amigos. Esas que no tuvieron opción. Personas que fueron retenidas y luego se atentó contra sus respectivas vidas y murieron en el acto. Una canción y muchos disparos, durante toda la melodía el sádico aleccionado por Daesh, Omar Mateen, 29 años, afgano nacido en Estados Unidos, mató a todas las personas a las que le alcanzaba la vista.
Antes de matar llamó al 911 y rindió pleitesía al Estado Islámico, un atentado más, pero esta vez de dimensiones tremendas si hablamos de segundos. Donaciones de sangre y gritos de solidaridad en las redes sociales en menos de un minuto. El mayor gesto fue el de un musulmán en pleno Ramadán. Donó sangre y habló de su tristeza. Un musulman americano orgulloso, se definía a sí mismo, Mahomoud ElAwadi.
«Uno de los soldados del calificato en América ha sido capaz de entrar en una reunión de los cruzados en un club para homosexuales en Orlando, Florida y ha matado y herido a másd e 100 personas antes de morir», ha añadido el grupo terrorista en la emisora de Radio Albayan.
Ayer solamente se escuchaban tres palabras, «Oh my God!» (¡Oh, Dios mío!) y tras ellas, disparos y muerte; una vez más. El autor del tiroteo era una persona extraña; llamado lobo solitario por la policía porque no daba apariencia de pertenecer al Estado Islámico a simple vista. Su expareja hablaba siempre de vejaciones y dolor porque la pegaba porque no estaba terminada la colada, por ejemplo. Residía en Port Saint Lucie, una localidad a 200 km de Orlando en la costa y tenía un hijo de tres años fruto de su primera relación. En el FBI constaba como posible simpatizante de ISIS por sus expresiones de odio en años anteriores pero poco más. Su padre, aseguró ayer que Omar tenía auténtica fobia a los homosexuales, que nada de esto tenía que ver con su religión. al parecer, su ira se desencadenó cuando vio a dos personas besándose delante de su hijo.
En el momento de la masacre había 320 personas. 53 han perdido la vida y otras 50 permanecen heridas. Omar Mateen estaba divorciado y trabajaba de guardia de seguridad en la empresa G4S por tanto tenía permiso para portar armas. Un compañero de su trabajo aseguró que era peligroso; «no le gustaban los negros, las mujeres, los gays, las lesbianas ni los judíos, sabía que algo iba a suceder porque siempre mostraba su enfado cuando hablábamos de ellos» añadió.
