¡Otro breve repaso!

Las múltiples ocupaciones de estos días de agitación en Venezuela, han motivado mis ausencias más recientes, pues el trabajo como periodista al servicio de un ente gubernamental me impone tareas que debo cumplir aun fuera del horario, en función de mantener informada a la colectividad sobre el día a día de las autoridades de Salud en la lucha contra el COVID-19.

En el estado Portuguesa, entidad en la que habito, hasta hace poco no se habían registrado casos de coronavirus, y ahora hay tres, lo cual ha prendido las alarmas, y hace que en cada municipio se extremen las medidas para evitar la propagación de la pandemia, que conlleva la movilización de médicos, enfermeras, cuerpos de seguridad del Estado y periodistas, entre los que me encuentro. Por eso, aunado a las fallas en el fluido eléctrico e inestabilidad de la Internet, muchas veces me he visto imposibilitado de redactar la acostumbrada publicación sabatina y aun enviarla por correo electrónico.

Hoy, con la finalidad de recuperar la regularidad de autor en este importante medio impreso, haré un repaso sobre algunos casos que suponen un uso inadecuado de la lengua, que se han hecho frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana.

Las impropiedades más frecuentes, lo he dicho muchas veces, tienen su origen en el uso inadecuado de las mayúsculas, minúsculas, verbos en gerundio mal utilizados, omisión de los signos de puntuación y en el empleo de palabras con significado diferente del que registran los diccionarios.

En este último aspecto, la campeona es sendo, con su correspondiente femenino y plural, que en Venezuela se emplea como sinónimo de grande, extraordinario, formidable: “Sendo automóvil (coche) compró el vecino”; “Senda cachetada le dieron al abusador”. Sendos significa algo así como uno de cada cual o uno para cada cual.

Y así, por descuido o por desconocimiento, muchos vicios se han arraigado. Y aunque estas advertencias pudieran significar una lucha contra la corriente, de cuando en cuando es necesario decir algo.

La omisión de la tilde en la palabra mas es harto frecuente, y la razón es muy sencilla: muchos redactores no tienen claro lo que es tilde y lo que es acento. Algo parecido ocurre con aun. La primera de las partículas nombradas lleva tilde cuando es adverbio de cantidad o cuando se la usa en una frase comparativa: “Dos más dos”; “Fulano de tal es el más alto de la clase”. No se tilda cuando cumple funciones de conjunción adversativa, o lo que es lo mismo, cuando puede sustituir a pero: “Todos se habían resignado, mas Juan no lograba reponerse de aquel duro golpe”; “Se lo advertí; mas no me hizo caso”. En ambas proposiciones cabe la palabra pero: “Todos se habían resignado, pero Juan no lograba reponerse de aquel duro golpe”; “Se lo advertí; pero no me hizo caso”.

En casi todas las ediciones de la Biblia abunda mas en sustitución de pero: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”, como lo evidencia el Evangelio de Juan, capítulo 4, versículo 22.

A la otra partícula se le coloca el símbolo gráfico cuando tiene valor de todavía: “Se marchó de madrugada y aún no ha regresado”; “Aún estás a tiempo de recapacitar”. No lo lleva cuando significa incluso, hasta, también, inclusive (o siquiera, con negación): “Aun los tontos los saben”; “Ni hizo nada por él ni aun lo intentó”.

La frase a nivel de, en Venezuela se ha convertido en una especie de comodín, pues la usan desde los más modestos, hasta los más atildados comunicadores sociales y es común en prestigiosos medios, especialmente en los que se dedican a la farándula. En este país desde algún tiempo, todo es a nivel: “A nivel de jueces, “a nivel de artistas”, “a nivel de prensa”, “nivel de perfume”, “a nivel de cantantes”, “a nivel de jugadores”, etc.

Quienes incurren en ese dislate, al parecer exclusivo de periodistas y locutores venezolanos, lo que desean es destacar el ámbito en el que suceden o se encuentran las cosas, solo que no utilizan la forma adecuada. Cuando algo está a nivel de otra cosa, significa que se haya en el mismo plano horizontal, lo que implica que está a su misma altura. Lo demás es frivolidad o desconocimiento, en el peor de los casos.

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

3 COMENTARIOS

  1. Por cierto, para referirse al virus con propiedad es mejor usar la abreviación SARS-CoV-2, la referencia general coronavirus aplica al virus pandémico actual pero también es denominación de otros virus que con éste comparten ciertos rasgos biológicos comunes.

    En mi comentario anterior, al hablar de COVID-19 y SARS-CoV-19, las he llamado abreviaciones en forma general, porque no son siglas ni abreviaturas, presumo que son acrónimos, pero esto es algo que siempre me hace dudar. De hecho, hay vacilación entre COVID-19 y Covid-19. En inglés la creación de abreviaciones quizás responda a ciertas normas, no lo sé realmente; pero en español sé con certeza que hay ciertas prescripciones que es recomendable seguir. Estimado David, sugiero que aborde este asunto en alguna de sus columnas en el futuro.

  2. Estimado David:

    El mal uso de la expresión «a nivel de» es un mal pandémico. Yo, que mantengo cierto contacto con profesionales de la salud, soy testigo de este incesante abuso. Es una muletilla. Los galenos, por ejemplo, constantemente lo emplean para referirse a susdiagnósticos: Tiene una infección a nivel de los pulmones, El paciente presenta síntomas a nivel neurológico, en fin.

    A propósito amigo David, ya que menciona la pandemia actual… Hay algo que encuentro ambiguo -por el momento digamos que no es un error- con el uso de los artículos «la» y «el» cuando se refieren a COVID-19. La gran mayoría dice «el COVID-19» (de hecho, así se ha usado en esta columna) y unos muy pocos «la COVID». Tal vacilación se observa en televisión, periódicos, medios digitales; aunque figuras importantes o visibles como políticos, artistas, periodistas, toman partido por «el».

    Desde mi punto de vista solo debería usarse «la» pues COVID-19 es abreviación de la expresión inglesa “COronaVIrus Disease 2019”. ¿Cuál es la razón? La palabra inglesa «disease» significa principalmente «enfermedad» que es un sustantivo femenino en español, es decir, que la forma «la COVI-19» se puede reproducir como «la enfermedad del coronavirus-2019» y así se garantiza la correspondencia de género gramatical. Intuyo que usar «el» deviene de la confusión de pensar que se refieren al virus y no a la enfermedad que este ocasiona.

    Bien podría pensarse que todo depende de qué término en español se use para traducir «disease». Algunos podrían decir razonablemente, que podría emplearse opcionalmente los sustantivos masculinos «mal», «padecimiento», «trastorno», en lugar de enfermedad; lo que justificaría el uso de «el». Supongo que es válido, pero como ya comenté antes, creo que la gran mayoría piensa que la abreviación se refiere al virus específicamente y no a la enfermedad (aunque hay una relación de causalidad naturalmente no son lo mismo), en este sentido se trataría de una inconsistencia de género.

    Para finalizar, la abreviación fue acuñada por la OMS y tratándose de una institución internacional que opera en función de la salud, debe haber creado el término con fines técnicos, con la intención de llamar a la enfermedad de forma simple, clara y sin ambigüedades, y muy especialmente para evitar prejuicios como su asociación a algún país o ciudad en particular (virus de Wuhan, virus chino). Como en español el término más común o popular equivalente a «disease» es enfermedad, tanto fuera como dentro del ámbito médico, pienso que el uso más apropiado es «la», es decir, debería de decirse «la COVID-19».

    Disculpen la dilatada cháchara.

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