El baño de sangre en Gaza, que el 14 de mayo de 2018 causó cerca de sesenta muertos cerca de la frontera israelí en las protestas por el traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, provocó que una mayoría de gobiernos árabes firmaran un comunicado condenando el comportamiento del ejercito israelí.
Después de esas muertes, y a instancias del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el viernes 18 se ha celebrado una cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) en la que los representantes de los 57 países asistentes han pedido, en el comunicado final, la puesta en marcha de “una protección internacional para el pueblo palestino que incluya el envío de una fuerza de protección internacional”, informa hoy el diario francés Le Monde.
Tras condenar ehérgicamente “las acciones criminales de las fuerzas israelíes en los Territorios Palestinos ocupados”, la OCI ha pedido a la ONU la creación de una “comisión de investigación internacional” para aclarar lo ocurrido en Gaza y ha acusado a la administración estadounidense “de apoyar los crímenes de Israel, a quien se protege en el Consejo de Seguridad” y de haber hecho un gesto “de provocación y hostilidad contra la nación islámica” al trasladar su embajada.
El presidente turco Erdogan, ultraconservador islamista y candidato a su propia sucesión en las elecciones anticipadas del próximo 24 de junio, en su discurso de apertura de la cumbre comparó el trato que el estado hebreo reserva para los palestinos de Gaza con la persecución a la que el estado nazi sometió a los judíos : “No existe diferencia alguna entre las atrocidades sufridas por el pueblo judío en Europa hace setenta y cinco años y la brutalidad que padecen nuestros hermanos en Gaza”.