Un jurado integrado por prestigiosos críticos y escritores (M. Monmany, A. Colinas, J.M. Guelbenzu, R. Regás y M. Giralt Torrente) concedió en otoño pasado el premio de Novela Café Gijón (que patrocina el Ayuntamiento de esta ciudad asturiana) a la obra La mujer de la escalera de Pedro Antonio Gonzalez Moreno, quien se ha asomado ya en varias ocasiones por estas páginas.
Pedro Antonio tiene un mayor recorrido como poeta, con el que ha obtenido importantes premios nacionales, pero también ha cultivado el ensayo (ganó el ‘Fray Luis de León’ que convoca la Junta de Castilla y León el año pasado) y también la novela: Con “Los puentes rotos” ganó, en 2007, el ‘Río Manzanares’ de novela.
La primera buena noticia, para mí al menos, de este premio, es que refuerza la salud de la novela en nuestras Letras. Es verdad que en Castilla La Mancha abundan más los poetas, y son muchos los que han sido reconocidos a nivel nacional. Sin embargo en novela estamos todavía en un plano medio- bajo, por lo que un premio como éste, obtenido por un conciudadano, refuerza esas expectativas.
Estamos ante una novela clásica de intriga. Si bien la editorial que la ha publicado (la prestigiosa Siruela) la incluye en una colección con el marbete de “policiaca”, yo creo que el libro es más de intriga que estrictamente de ‘serie negra’. Es cierto que hay, muy al principio, dos muertes violentas y después una investigación que no se refiere tanto a dichas muertes sino a la búsqueda de unos misteriosos libros de teatro medieval español que tendrían bastante relación con ambas muertes. Pero no hay un detective, sino que es la protagonista- narradora (sí, una mujer, lo que le da un grado más de complejidad y supongo que de reto para el autor) quien sigue la pista que une los mencionados libros, el primer descubridor de uno de ellos, los dos cadáveres, y las innumerables peripecias (vitales, sentimentales, históricas, universitarias y hasta políticas) que se mezclan en este tortuoso camino.
Camino que tiene dos escenarios: Madrid, y en concreto la Universidad, de donde arrancan los primeros compases de la trama y Sigüenza, que fue el primer destino de los misteriosos libros en los sangrientos meses de nuestra Guerra Civil.
Otros personajes secundarios, pero que revisten su interés, son un militar, propietario del primero de los libros, la monja que lo atendió en un hospital de guerra, y algunos otros eclesiásticos de Sigüenza; además de los compañeros – estudiantes y actores- del grupo teatral que está en el origen de los acontecimientos.
Evidentemente en un libro así, no se deben dar pistas que desvelen la trama porque toda ella está hecha de misterios, mentiras, silencios, lealtades y falsedades, ambiciones y humillaciones que se van entrelazando hasta configurar la historia que aquí se narra.
Pedro Antonio lo hace con destreza y ritmo; con gran agilidad; con dominio de los recursos novelescos; dosificando muy bien la tensión en los distintos momentos. Otro elemento que a mí personalmente me ha gustado es la presencia en el libro de “La celestina” de nuestro también paisano Fernando de Rojas, que si bien no es central en la trama sí aparece con frecuencia y podemos gozar de algunos fragmentos de su enorme fuerza poética y dramática.
González Moreno se nos revela así como un escritor todo-terreno, que se mueve con soltura, y solvencia, en distintos registros, y en todos ellos con acierto y, por suerte, con reconocimiento exterior, cosa que no siempre se da en este complejo mundo de la creación literaria.
Pedro Antonio González Moreno
La mujer de la escalera
Premio Café Gijón, 2017
Ed. Siruela, Madrid, 2018
