“¿Quién será el próximo?”. Con este lema, periodistas georgianos y militantes de la oposición y de las organizaciones de defensa de los derechos humanos se han manifestado ante la sede del Parlamento en el centro de Tiflis, la capital de Georgia, para denunciar la muerte de Alexandre Lachkarava, camarógrafo de 37 años víctima del ataque de unos militantes de extrema derecha cuando, el pasado domingo, cubría una manifestación anti LGTB que tuvo que interrumpirse precisamente a causa de la irrupción de un grupo de militantes homófobos.
En una concentración, que ha reunido a cerca de ocho mil personas, se han alzado voces pidiendo la dimisión del gobierno de Irakli Garibashvili, perteneciente a la coalición de seis partidos Sueño Georgiano, que se proclama de centro izquierda, al que acusan de alimentar el clima de violencia y de ser «punta de lanza de la violencia contra los periodistas», en palabras de Nika Melia, líder del Movimiento Nacional Unicos (MNU), principal fuerza de la oposición georgiana.
Según portavoces del canal TV Pirveli, para el que trabajaba, Alexandre Lachkarava apareció muerto en su cama la mañana de este pasado domingo. La víspera fue violentamente atacado y tenía varias fracturas y muchos hematomas en el rostro.
Más de medio centenar de periodistas sufrieron ataques ese mismo día, mientras que la marcha del orgullo LGTB, prevista en las calles de Tiflis, había sido anulada «por la seguridad de los participantes».
A mitad de camino entre Europa y Asia, la República Democrática de Georgia se emancipó de la URSS en abril de 1991, tras la caída del Muro y la desintegración del imperio soviético.