Diferentes hechos sucedidos en varios países han puesto de nuevo de actualidad la relación entre los políticos y el ajedrez. Tras lo ocurrido con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien propagó una partida jugada en un pequeño pueblo y lo sucedido en la Knéset o Parlamento israelí, ahora hay más ejemplos.
El presidente eslovaco, Andrej Kiska, perdió en Bratislava ante una niña, Lucia Kapicakova, de tan solo 10 años pero, eso sí, campeona europea 2016 de su categoría sub10. “Sé que perderé” había anticipado el político, quien añadió que la apuesta no era acerca de quién iba ganar sino cuanto tiempo duraría la partida, si 10, 15 ó 30 minutos. El presidente que jugaba con negras abandonó después de media hora, no sin antes señalar que había sido un honor jugar con la joven campeona que vestía precisamente un vestido ajedrezado.
No es el primer caso de un presidente derrotado por una niña, lo mismo le pasó al presidente sudafricano Jacob Zuma en un torneo celebrado en Navidad. La diferencia no está en la actitud respetuosa de ambos mandatarios ante la derrota sino que en el caso europeo la opinión pública alabó a Kiska mientras que en el continente africano, Zuma fue criticado por haber perdido e incluso sus opositores quisieron hacer política con lo acontecido.
En Francia, el ex primer ministro socialista Manuel Valls jugó una partida de ajedrez en Evry, localidad de la que fue alcalde de 2001 a 2012. Tras dejar el Partido Socialista ha sido elegido miembro de la Asamblea Nacional francesa y está cercano al actual presidente, Emanuel Macron.
Este año la localidad de Asnières-sur-Seine, en la región de París, de 86 000 habitantes, ha puesto dos nombres de calles a dos ajedrecistas rusos y excampeones del mundo, Anatoli Karpov –con quien el alcalde jugó y consiguió unas tablas- y Vladimir Kramnik. Por cierto, Karpov es diputado en la Duma o Cámara baja rusa desde 2011 por el partido Rusia Unida del presidente Vladimir Putin. Tiene dieciséis clubes de ajedrez en Rusia que llevan su nombre.
El alcalde de la villa es diputado de la UMP, Manuel Aeschlimann, un ferviente seguidor del juego, quien califica como “un ejemplo para la juventud” y potencia al club de su localidad además de ofrecer clases en las escuelas del municipio.
En otra localidad francesa, Orsay, cerca de París de 16 400 habitantes, su alcalde, el socialista David Ros, es un gran aficionado desde los 16 años, en su despacho hay docenas de libros de ajedrez y en la entrada de acceso al mismo se encuentra un tablero.
También, el ministro de Educación francés, Jean Michel Blanquer, es favorable a la introducción del ajedrez en las escuelas y en 2012, siendo director general de la enseñanza escolar (Dgesco), invitó al excampeón mundial, Gari Kasparov en un foro en la Unesco.
Para completar el panorama en Francia, el exdirector del Fondo Monetario Internacional y gran aficionado, Dominique Strauss Kahn, ha reaparecido durante el pasado torneo de ajedrez de París, celebrado del 21 al 25 de junio, e incluso se fotografió con el reciente ganador del XXX torneo de León, el estadounidense de origen filipino Wesley So. Antes estuvo con el actual campeón, Magnus Carlsen y con Kasparov.
Por otro lado, en Armenia, el actual presidente del país, Serge Sarkissian, ha sido reelegido el pasado 7 de julio como presidente de la Federación Armenia de Ajedrez, cargo que ostenta desde 2004 siendo reelegido en 2011 y ahora por otro período más. En el acto hizo un reconocimiento con la medalla de oro ‘Tigran Petrosian’ a dos veteranos ajedrecistas armenios, Yuri Arustamian y Alyosha Khachatryan.
En Armenia, el ajedrez es cuestión de estado siendo desde 2011, materia obligatoria en todas las escuelas existentes llegando a más de 120 000 alumnos.
En España no hay muchos ejemplos, además del miembro de la ejecutiva federal socialista Iban García del Blanco, tan solo el ideólogo de Podemos Juan Carlos Monedero, quien acudió recientemente a Cádiz a la escuela de verano de su formación política y se llevó un ajedrez portátil. En diciembre de 2016 apareció una imagen suya jugando al ajedrez en La Habana.
