«¿Qué vamos hacer?»

Los conocedores del tema gramatical y lingüístico consideran que el uso de las preposiciones es el que más dudas e impropiedades genera, y no es para menos, pues la enseñanza que se imparte al respecto es y ha sido muy somera, por lo menos la que yo recibí en mi época de estudiante. Por esa razón muchas personas incurren de manera muy frecuente en mal uso.

Lo lamentable es que en la mayoría de los casos, los autores de esos despropósitos son periodistas, educadores y otros profesionales que de una u otra forma están vinculados a la comunicación social, lo cual les impone la obligación moral y aun legal, de hacer un buen uso del lenguaje que emplean. ¿O no?

En este artículo no voy a referirme de manera muy profunda a las preposiciones, pues para eso necesitaría mayor tiempo y espacio. Solo les hablaré de algunos casos que son frecuentes en los medios de comunicación social, con mayor presencia en las denominadas redes sociales, que a mi juicio, son muy oportunas; pero están plagadas de cosas que hay que evitar.

En tal sentido, es oportuno decirles que las preposiciones son «la parte invariable de la oración que se utiliza para establecer una relación entre dos o más palabras». Las más comunes son, en orden alfabético: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hasta, hacia, para, por, según, sin, so, sobre, tras.

Una de las preposiciones que más les produce «dolor de cabeza» a los redactores, y los hace incurrir en impropiedades, es la «de», sobre todo cuando se debe expresar el modo de funcionamiento de las cosas o el contenido de las mismas.

El caso más polémico, sin dudas, es el «vaso de agua», frase a la que muchas personas, sin saber de lo que hablan, le niegan legitimidad. En este caso la preposición «de» no alude al material con el que estuviera construido el vaso, sino a la cantidad exacta de agua que cabe en él. Si no fuese correcto decir un vaso de agua, tampoco lo sería en casos como: un vaso de leche, un plato de sopa, un ventilador de techo, una copa de vino, etc.

He perdido la cuenta de las veces que en este espacio de divulgación periodística, en talleres y otras dinámicas de grupo, me he referido al bendito vaso de agua; pero nunca estará demás tocarlo de cuando en cuando, con la finalidad de infundirles confianza a los que de manera seria y responsable se dedican a la redacción y a otras disciplinas relacionadas con la comunicación social.

Se ha vuelto muy frecuente la omisión de la preposición «a» en frases como la que he utilizado de título en este escrito, y es por eso que a cada rato los lectores se topan con: «Voy hacer lo que más me convenga»; «Se dedicó hacer una síntesis del tema»; «Hoy no van hacer cena», etc. La confusión en este caso es inducida por el hecho de que en el lenguaje oral se escucha hacer, y no a hacer. Lo cuestionable es que esa impropiedad se ha trasladado al escrito y se ha arraigado de tal modo, que no ha habido forma ni manera de erradicarlo.

También se da mucho el caso de que en lugar de hacer, aparece ser y viceversa: «Voy a ser una fiesta para mis compañeros de trabajo»; «Ya van hacer las seis». En este caso el motivo de la confusión es el mismo que les he descrito, con el agregado de que es un lenguaje de muy bajo nivel, propio de la gente de escasa preparación, que no sería cuestionable; pero es recomendable que se ocuparan de mejorar su expresión escrita, máxime si son usuarios habituales de las redes sociales. Lo censurable sería que un periodista, un educador o cualquier profesional universitario tenga esa deficiencia, ¡y vaya que los hay en una incuantificable cantidad, lamentablemente!

En resumen, la sugerencia es tener claro que en la perífrasis verbal «ir a más infinitivo», no debe omitirse la preposición «a», aunque el verbo auxiliado empiece por /a/: «Voy a hacer»; «Voy a abrir»; «Voy a acumular puntos»; «Ellos van a aclarar el asunto»; «Nosotros vamos a acaparar la atención», «Qué vamos a hacer», etc.

Es justo señalar que el asunto gramatical y lingüístico es un tanto complicado; pero si le presta la debida atención, podrá sacársele un gran provecho. ¡Manos a los libros!

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

1 COMENTARIO

  1. El uso correcto de las preposiciones es complicado en cualquier idioma. Pero oir un día sí y otro también que fulanita se divorcia o se separa «con» en todas las cadenas de TV justificaría echar del trabajo a quién lo dice/escribe, sin más.

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