El reloj del Boletín de los Científicos Atómicos, conocido familiarmente como el Reloj del Apocalipsis (Doomsday Clock), que nunca como ahora ha estado tan cerca de la media noche desde 1953 –cuando la URSS hizo estallar su primera bomba de Hidrógeno, iniciando así la carrera del armamento nuclear- avanzó dos minutos y treinta segundos el jueves 26 de enero de 2017, de los que treinta segundos hay que achacarlos al desembarco de Trump en la Casa Blanca, su postura acerca de las armas nucleares y la incredulidad de su administración sobre el cambio climático, según ha anunciado el equipo de científicos que custodia el “reloj” desde 1947, entre los que hay quince Premios Nobel, cuenta en el diario Le Monde el periodista Guilhem Dubernet.
Explican su preocupación, entre otras cosas, por “el fuerte aumento del nacionalismo en el mundo, las declaraciones del presidente Donald Trump sobre las armas nucleares, el calentamiento climático y el deterioro de la seguridad mundial en un contexto de tecnologías cada vez más sofisticadas”. A causa de las primeras decisiones adoptadas por el presidente estadounidense, los científicos han “acercado” las previsiones de la autodestrucción del mundo, para lo que emplean esa herramienta de sensibilización que es el Doomsday Clock.
La decisión tomada a las 23 horas, 57 minutos y 30 minutos del 26 de enero de 2017 ha fijado el fin del mundo” para la medianoche. Sea cual sea la hora y el día en que un lector la conozca, seguirá siendo válida para todo el año 2017.
Como si se tratara de alguno de los mejores episodios de la serie The Big Bang Theory, tras este anuncio inquietante que aproxima el apocalipsis se encuentra la herramienta creada en 1947 por los científicos de la revista estadounidense Boletín de los Científicos Atómicos: El Doomsday Clock, «el reloj del fin del mundo», en el que las doce de la noche significan autodestrucción. El reloj se creó para, en plena guerra fría, alertar sobre los peligros de una guerra nuclear entre las dos superpotencias , EEUU y la URSS. La mayor de sus agujas se acerca o se aleja del “minuto final” en función del contexto político mundial. Cada uno de sus movimientos ha correspondido a un periodo de tensión o relajación en las relaciones diplomáticas. El calentamiento climático entró en 2007 a formar parte de las preocupaciones de los científicos que establecen el diagnóstico.
Ahora, el reloj del apocalipsis está a dos minutos y treinta segundos de nuestra autodestrucción, pero en 1953 estuvo a mucho más cerca cuando rusos y estadounidenses inventaron al mismo tiempo la bomba H, mucho más potente que las armas atómicas. La instalación del teléfono rojo entre Washington y Moscú, en 1962, evitó que la crisis de los misiles de Cuba acercara peligrosamente las agujas del reloj a la media noche. Acontecimientos como la caída del muro de Berlín en 1989, y el hundimiento del imperio de la URSS en 1991, retrasaron el reloj del fin del mundo hasta dejarlo en un cuarto de hora antes de las 12.
En este reloj, que utiliza la analogía del descuento para denunciar los peligros que pesan sobre la humanidad (nucleares, ecológicos y tecnológicos), la media noche significa el fin del mundo. En su origen, el reloj del Apocalipsis representaba la posibilidad de una guerra nuclear mundial; pero desde 2007 tiene también en consideración las perturbaciones debidas al cambio climático, los problemas relacionados con los hidrocarburos y “los nuevos desarrollos en las ciencias de los seres vivos que podrían causar daños irrevocables”, o lo que significa los riesgos de las nuevas tecnologías (nanotecnología, biotecnología, etc,).
Distintos autores y músicos han introducido referencias al reloj del Apocalipsis en sus obras, como, por ejemplo, “Los Tommyknockers” de Stephen King, donde el militante antinuclear Jim Gardener se refiere varias veces al reloj, lo mismo que en el cómic “Watchmen” se repite el número de minutos que faltan para la medianoche y el apocalipsis nuclear. Y, en cuanto a la música, en la canción “2 Minutes to Midnight”, de Iron Maiden, se alude directamente al reloj, igual que en el álbum “Minutes to Midnight” de Linkin Park, en la canción “Doomsday Clock” de Smashing Pumpkins o en el dúo “4 Minutes» (to Save the World) de Madonna y Justin Timberlake.