Las autoridades penitenciarias han intensificado las medidas restrictivas contra el periodista marroquí Omar Radi, condenado en apelación, en marzo de 2022, a seis años de prisión en una doble causa por falsos casos de espionaje y violación, según denuncia Reporteros sin Fronteras (RSF), que pide cesen estos ataques «intolerables».
Los padres de Radi han expresado de forma pública su seria preocupación con respecto a las decisiones «extrañas e inquietantes» emanadas de las autoridades penitenciarias.
Su hijo, incomunicado y privado del derecho a escribir, fue citado el 7 de junio 2023, tras la última visita familiar, para no hablar más de temas políticos, bajo pena de ser privado de llamadas telefónicas. El director de la prisión Tiflet 2, ubicada cerca de Rabat, justificó esta amenaza en el hecho de que Radi sería «un caso especial», puesto «en vigilancia constante».
Para RSF, «estos ataques permanentes a los derechos básicos de Omar Radi son crueles. Esta escalada interminable de persecuciones en su contra da testimonio de una determinación y un deseo deliberado de quebrantarlo tanto física como psicológicamente. Las autoridades marroquíes deben ordenar urgentemente a su administración que ponga fin a esta violencia multifacética contra Omar Radi y otros periodistas detenidos arbitrariamente».
La ONU, en un folleto para funcionarios penitenciarios, de 2005, titulado «Los derechos humanos y las prisiones», subraya que nadie debe ser «sujeto a injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia», y que «todo preso tiene derecho a comunicarse con el mundo exterior, en particular con su familia».
Omar Radi fue el ganador del Premio de la Independencia RSF 2022. No es la primera vez que sufre medidas restrictivas en prisión. Le confiscaron el 1 de abril de 2022, durante su traslado de la prisión de Ain Sebaa (Oukacha) de Casablanca a Tiflet 2, todos sus documentos y notas personales. También le ordenaron dejar de escribir.
Radi no es el único periodista que sufre intimidación y privación de derechos en prisión. En mayo pasado, el periodista Taoufik Bouachrine fue privado de tratamiento, tras negarse a ir al hospital con el uniforme de prisión.
A la espera de una decisión judicial sobre un recurso de casación de su caso, el periodista Souleiman Raissouni, detenido desde hace dos años, fue trasladado, sin ser informado, a otra prisión. Un traslado sorpresa, durante el cual sus documentos y libros fueron destrozados.
Desde entonces, el periodista ha estado en régimen de aislamiento en la prisión de Aïn Borja, en Casablanca. RSF había denunciado métodos que violaban una vez más los derechos de un periodista detenido.
Hay que recordar que el Parlamento Europeo pidió en enero 2023 la libertad de los periodistas presos en Marruecos condenando las violaciones de derechos humanos por parte del régimen marroquí.