Interrumpido durante más de siete meses por la pandemia de COVD-19, este lunes 7 de septiembre de 2020 se reanudan en el tribunal de Old Bailey, en Londres, las sesiones del proceso de extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, reclamado por Estados Unidos, que le acusa de haber difundido, en colaboración con algunos de los grandes diarios internacionales, cientos de miles de documentos confidenciales de la diplomacia, la Casa Blanca y el Pentágono sobre las actividades militares y diplomáticas de EE.UU., especialmente en Irak y Afganistán, a partir de 2010.
Julian Assange, australiano de 49 años, quien en 2012 se refugió en la embajada de Ecuador de Londres, donde permaneció durante siete años amparado por el presidente Correa, fue detenido en la misma embajada en 2019, cuando tras el cambio de gobierno, el nuevo presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, le retiró el apoyo. Desde entonces permanece internado en Belmarsh, la cárcel londinense de alta seguridad, en condiciones que el relator de la ONU para la tortura, Nils Melzer, calificó de «peligrosas para su vida». De ser extraditado, en Estados Unidos podrían condenarlo hasta a 175 años de cárcel.
«Su extradición sería como una pena de muerte», declaró el pasado sábado al diario británico Times la abogada y compañera sentimental de Assange, Stella Morris, madre de los dos hijos nacidos durante el confinamiento en la embajada. Morris teme que, si le extraditan, Julian Assange intente poner fin a su vida.
Los medios de comunicación europeos que hoy avanzan la reanudación del juicio de extradición recuerdan que, en las cuatro sesiones celebradas en el pasado mes de febrero, Assange tuvo momentos en los que aparecía «confuso y con problemas para mantener la atención».
Sus abogados, varios y de distintas nacionalidades, coinciden en afirmar que se trata de un juicio «político» y que los documentos revelados son parte del trabajo periodístico de Assange. Los abogados de Washington insisten en que se juzga a un «espía» y a un «traidor».
Recordemos que entre los documentos revelados por Wikileaks figura el famoso vídeo que muestra el asesinato de civiles –entre ellos dos periodistas de la agencia Reuters– por los disparos efectuados desde un helicóptero de combate estadounidense en Irak, en julio de 2007.
Según una información del diario francés Le Monde, la defensa «podría intentar probar que Donald Trump, a través de un emisario, habría ofrecido el perdón si Assange declaraba públicamente que Rusia no tenía nada que ver con la fuga de los correos electrónicos demócratas durante la elección presidencial de 2016. WikiLeaks publicó entonces esos correos que, según la justicia de Estados Unidos, fueron robados por los servicios rusos de inteligencia». Esta iniciativa, asegura el diario, apoyaría la demostración de que los cargos presentados contra Assange son de naturaleza política.
Para esta mañana estaba convocada una manifestación, en la puerta del tribunal de Old Bailey, en la que deberían tomar la palabra el padre de Julian Assange, John Shipton, y la veterana creadora de moda Vivienne Westwood, quien apoya al acusado desde hace muchos años.