José Fernández Torres Tomatito cumplirá 60 años el próximo 20 de agosto. Este gitano del barrio de la Pescadería de Almería, hijo y nieto de guitarristas, sobrino del legendario Niño Miguel, uno de los puntales de la sonanta del siglo pasado y del presente, empezó su carrera en Málaga, en el tablao La Taberna Gitana cuando solo contaba doce años.
Allí conoció a alguien que iba a ser fundamental en su carrera futura: Camarón de la Isla a quien estaba destinado a acompañar durante los últimos dieciocho años de su vida, desde el estreno de La Leyenda del Tiempo en la que los dos decidieron revolucionar el flamenco, hasta su último concierto.
Y nunca, nunca, ha podido ni querido olvidarse de él. Tras su pérdida en 1992, inició su carrera como concertista de guitarra, hasta hoy. Su currículo desde ese momento difícilmente tenga parangón: Compositor reconocido, encuentros con el jazz, bandas sonoras, festivales del mundo, Grammy Latino, Grammy al mejor disco flamenco por su acompañamiento a Camarón en París 1987, Premio César como coautor de banda sonora, discografía, reconocimientos mundiales…Incalculable.
Y siempre, siempre, Camarón ha estado presente en su vida. Él le dijo una vez: «José, tú no te equivoques, un flamenco tiene que tocar flamenco». Y él dice: «Toque lo que toque, siempre lo hago con sinceridad, pero siempre desde el flamenco, que es lo que soy.»
Una hermosa definición de la música y conciertos de Tomatito.
Soy Flamenco es un álbum de 2013 con diez cantes, de los cuales cuatro son bulerías que hicieron época por diferentes. Soy flamenco con trémolo, muy pausada, pero hay otra aún más pausada, a la que con razón llama Despacito, un homenaje al aire lento, muy lograda, muy compleja. Originalísima la dedicada a Moraíto Chico, con dos guitarras a dos voces, las dos protagonistas, que él llama Bulería Desdoblá. Para Corre por mis venas pidió colaboración a Paco de Lucía para metrar por bulerías unos tangos de Camarón, a cuatro por cuatro. Camarón canta por tangos, las guitarras por bulerías Para la única soleá en el álbum, Fuentecica, aplica un concepto rápido, de soleá por bulería. Y para la canción flamenca Our Spain se le ocurrió tomar el título del contrabajista Charlie Haden, sin más misterio, que luego haría famosa Pat Metheny. Una seguiriya cierra los temas solemnes y luego por tema festero hay tangos, rondeña y rumba.
El concierto
Un sexteto de toque, cante, percusión y baile compuesto por Tomatito y su hijo José del Tomate, al cante un trío que se lleva de maravilla, Kiki Cortiñas, Morenito de Íllora y Saúl Quirós. El Piraña a la percusión y como artista invitado el bailaor sevillano Juan de Juan. Un elenco de lujo con el joven Tomate que al decir de su padre y abuela, toca mejor que papá tocaba a su edad.
Las guitarras pueden ser y son excelentes, no hay nada por descubrir, pero cuando esos cantaores se ponen a cantar los tres juntos por tangos, con sus voces diferentes creando un coro perfecto al que se puede escuchar de dos formas, como coro con una excelente discriminación de voces y en conjunto que funciona de forma magistral, sin sombra de voz que se salga de su escala. De Piraña no hay nada más que decir, ya se ha dicho todo.
Y así cantan también, lo que no puede faltar aquí esta noche y que todo el público está esperando, la pieza icónica de Tomatito y Camarón, La leyenda del Tiempo lorquiana. Y es que surge la pregunta, ¿cómo sería hoy el flamenco si Lorca no hubiera existido? Lorca fue si no el primero, sí de los primeros en dotarle de categoría artística, podría decirse que él propició su transformación de anécdota en categoría. Aquí también los cantaores se lucen mientras la guitarra de Tomatito rememora por enésima vez y quizá cada vez con mayor emoción, una noche de julio de 1979, un concierto muy lejano en el tiempo, con un cantaor que se fue, una noche pionera de nuevo flamenco.
Tangos, bulerías, soleá, seguidilla, las guitarras y los cantaores se turnan, la bulería desdoblá en la que los artistas, padre e hijo ni se miran, quizá para que la gente caiga en la cuenta de que están escuchando dos toques independientes, dos toques protagonistas.
Un concierto en que están los que están pero también están los dos que no están.
El baile sabio y sobrio de Juan de Juan por alegrías con gran jaleo de cantes y palmas. Todo al servicio del ritmo, del compás, toque, cante, palmas, percusión y los pies del maestro. Cantes sin guitarra por bulerías, toque solista con música de Paco, con palmas y cajón protagonista. Canción flamenca con recuerdos de jazz y otra vez Juan de Juan bailando por bulerías, con un zapateado magistral de punta, suela y tacón, algo que no se ve mucho, pero esta noche tiene algo mágico.
Soy Flamenco tiene ya una larga vida de éxito pero parece que seguirá por bastante más tiempo. Es ya un clásico, una pieza de culto.
