El viejo edificio donde estaban ubicadas las dependencias de la Seguridad Social en Salamanca, situado en la céntrica Plaza de los Bandos, será muy pronto la nueva sede del Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), ubicado hasta ahora en el viejo Colegio de San Ambrosio para niños expósitos, una construcción del siglo XVIII en la que Franco fue depositando toda lo documentación requisada durante la Guerra de España a medida que conquistaba territorio para su causa.
Entre esa documentación se encuentran los tres millones largos de fichas de aquellos ciudadanos que fueron represaliados durante la dictadura.
Las obras de restauración del CDMH están a punto de concluir, después de una costosa inversión, con el objeto de dar cabida a todos aquellos fondos documentales en cualquier soporte, relativos al período histórico comprendido entre la segunda República y la Guerra Civil, pasando por la posguerra y la dictadura, hasta la aprobación de la Constitución en 1978. Es decir, buena parte del siglo XX en nuestro país El proyecto fue aprobado hace casi seis años durante la presidencia de Rodríguez Zapatero. Desde entonces, de acuerdo con lo dispuesto en la conocida como Ley de Memoria Histórica, fue propósito de aquella administración reforzar y relanzar el centro con la integración del antiguo Archivo General de la Guerra Civil Española, ubicado en el colegio de San Ambrosio, y la adquisición de nuevos fondos procedentes de diversos países (Francia, Rusia, México, etc) a través acuerdos y convenios con entidades públicas y privadas de varia identidad.
Pues bien, y habida cuenta la privación de fondos que el actual gobierno del Partido Popular ha decidido en lo que respecta a la citada ley, no parece que el ambicioso proyecto del CDMH, con un flamante y espacioso edificio ya dispuesto para dar acogida a todos esos fondos docuementales previstos, tenga asegurado su porvenir. Quien fuera último director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, departamento que dejó de existir con el gobierno de Mariano Rajoy, y durante cuya gestión se transportaron kilómetros y kilómetros de documentación para integrarla en el centro, acaba de hacer unas declaraciones a ElDiario.es que alarman sobre el futuro del CDMH tal como fue concebido:
«Me llegan rumores de que hay intención de volver a retomar el nombre antiguo del Centro Documental de la Memoria Histórica y cambiarlo de nombre al antiguo [Archivo de la Guerra Civil]. Todo esto de la memoria, al partido del Gobierno le molesta mucho», afirma Rogelio Blanco, que también lamenta que no se haya hecho la gran exposición sobre la obra del fotoperiodista Agustí Centelles ni la muestra prevista en Madrid sobre la obra del fotógrafo Vicente Nieto, que se acaba de morir a los cien años y cuyo fondo fue una donación gratuita. Súmese a ello la supresión por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del portal de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura, que que disponía de más de 750.000 entradas archivadas.
Para las asociaciones por la recuperación de la Memoria Histórica eso supuso la paralización a todos los trabajos que se habián venido desarrollando a lo largo de muchos años en la investigación de exhumaciones e investigaciones de los crímenes del franquismo. La medida fue interpretada como un paso más del gobierno de Rajoy en su camino por borrar toda huella que recuerde la Guerra Civil y el franquismo, tras la eliminación de las partidas destinadas a la recuperación de la Memoria Histórica en los Presupuestos del Estado para este año 2013.
Con estos antecedentes, ¿qué expectativas le puede aguardar al gran Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, acordado en 2007 durante la gobernación de Rodríguez Zapatero, y cuyas nuevas dependencias están casi listas para llenarlo del contenido documental para el que fue creado a raíz de la Ley de la Memoria Histórica que el actual gobierno desecha y desprecia?
