… Y todo lo que es misterio, de Andrés Sorel

Apocalipsis de la historia reciente

“…eres desierto y mar y todo lo que es misterio”

image110 ... Y todo lo que es misterio, de Andrés SorelEn Paris, “el mejor de los exilios” según Etienne Roda-Gil -letrista de muchas y muy buenas canciones francesas, hijo de exiliados republicanos españoles, anarcosindicalista y libertario-, el 20 de abril de 1970 se suicidó el escritor judío rumano, naturalizado francés, Paul Celan (un “nom de plume” que era el anagrama de su apellido rumano, Ancel), considerado por muchos historiadores como “el mayor poeta en lengua alemana de la posguerra”.

Se arrojó al Sena desde el puente Mirabeau. Le faltaban unos meses para cumplir 50 años. El cuerpo, que apareció el 1 de mayo, fue enterrado en el cementerio de Thiais. Su padre había muerto de tifus en 1942 en el campo de internamiento de Transnitria donde, según algunos testimonios, a su madre la asesinaron de un tiro en la nuca. Un año después, él mismo iría a parar a un campo de trabajos forzados en Moldavia, de donde le liberó el ejército ruso en 1944.

Bucarest, Viena y finalmente París. Izquierdista sin carné, traductor y editor, poeta y lector de alemán, cofundador de revistas de vanguardia, acusado de plagio por una esposa que le odiaba y a la que escribió más de 700 hermosas cartas (publicadas en 2001), su vida –centrada en la experimentación de una poesía hermética y simbólica, a la manera de Baudelaire y Rilke, “marcada, más allá de su aparente hermetismo, por la experiencia de la muerte y el exilio”- fue también un entrar y salir de los psiquiátricos, un paseo permanente por los textos de Shakespeare, Cocteau, Michaux, Mandelstam, Ungaretti, Pessoa, Rimbaud, Valéry, Char, Cioran… hasta más de un centenar de autores, traduciendo para comer.

Pero su vida fue también el amor y la obsesión por Ingeborg Bachmann, poeta y novelista austriaca a la que conoció en 1948, en la Viena todavía ocupada por las tropas aliadas (para una idea más precisa, digamos que la Viena de El tercer hombre, la magistral película dirigida por Carol Reed con dos monstruos de la interpretación: Orson Welles y Joseph Cotten), doctora en filosofía con una tesis sobre el existencialismo en Martin Heidegger, hija de un director de escuela protestante y afiliado al Partido Nacionalsocialista austriaco voluntario cuando la invasión de Polonia, afiliada al Grupo 47 de intelectuales, cuya misión era “liberar a los hombres de las palabras ensuciadas por los nazis y ayudarles a escribir un nuevo mundo”. Utopía que compartió también con el escritor suizo Max Frisch durante los cuatro años (1958-1962) que vivieron juntos entre Frankfurt y Roma, ciudad en la murió el 17 de octubre de 1973, a los 47 años, abrasada en el incendio de la habitación de su hotel.

Estableciendo un paralelismo entre la pasión de estos dos seres excéntricos y la relación amorosa y cuasi filial entre los narradores de la historia –también dos tocados por la tragedia, supervivientes del bombardeo de Alcañiz efectuado por los aviones italianos en 1938; el exilio de Tristán y su paso por Auschwitz, la lealtad de Alma anclada en Teruel: “Al escribir sobre Celan y Bachmann, a través de las palabras y los sentidos, nosotros hablamos de España, porque tampoco Auschwitz es un pasado extinguido ni los crímenes y holocaustos cesaron con el cierre de aquellos campos de exterminio”- Andrés Sorel ha construido una novela en la que “la memoria histórica de la mayor tragedia conocida por la Humanidad se mezcla con la evocación del amor-dolor de dos seres excepcionales.

La suya es una historia de encuentros y desencuentros –hechos de amor, pasión, erotismo- muchas veces desesperados, a veces salvajes, siempre intensos. “Aposté todo a una carta y he perdido”, escribiría Ingeborg en los “años de los psiquiátricos”. Un diálogo poético y pasional entre dos seres que parecen, a la vez, tan cercanos y tan extraños.

En el camino se cruzan otros personajes decisivos en la literatura y el pensamiento”, personajes que en esos años de posguerra recorren Europa, recalando primero en Viena y después en París, las dos sucesivas capitales de la intelligentsia del siglo XX. La correspondencia entre Celan y Bachmann se editó en Alemania, en 2008, con el título Herzzeit (El tiempo del corazón).

  • … y todo lo que es misterio
    Andrés Sorel
    Akal Literaria
    ISBN: 9788446041580
    288 páginas, 18 €
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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