Gerardo Vielba (Madrid, 1921-1992) alternó su oficio de ingeniero técnico areonáutico con una pasión ejemplar por la fotografía. Fue una figura muy activa en la renovación de la fotografía española desde 1950. Tuve el honor de tenerle entre mis colaboradores en la revista FOTO como crítico de excepción en los últimos años de su vida. El Diccionario de fotógrafos españoles. Del siglo XIX al XXI que acaba de publicar La Fábrica no solo le incluye entre los 500 fotógrafos seleccionados, sino que es uno de los contados fotógrafos a los que además del texto biográfico editorial le dedica un texto adicional. Honor que me corresponde, por la inclusión del siguiente extracto del prólogo que escribí para la monografía Gerardo Vielba, Obra Social Caja Madrid, Taller de Arte, 1998, y que titulé Un señor para la historia:
[…] Hablar hoy de la vigencia de la dualidad arte/documento de la obra fotográfica no tiene mérito alguno. Fue Gerardo Vielba quien supo –y dijo– antes que nadie por dónde acabarían yendo los tiros. En el primer caso, el objeto consistiría en crear “imágenes generadoras de historia de la fotografía en sí, como tal medio de expresión”; en el segundo, el fin se centraría en producir “imágenes testigos de la historia general, con independencia –no absoluta, claro– de su valor en la más circunscrita teoría o historia de la expresión”. Sobre si atenderíamos únicamente a las primeras o recogeríamos también las segundas, mantuvo hasta el final su opinión sin ambages: “Una y otra cosa haremos”.
Como teórico, dedicó sus desvelos a desentrañar la “instantaneidad seleccionada y trascendida” del lenguaje fotográfico, más allá del simple registro de la fotografía como “mecánico y abarcador utensilio”. Como crítico, su pasión fue la glosa de los “tránsitos ordenadores de la historia”. La suma de estas dos facetas le convierte de hecho en uno de los primeros historiadores del medio en España. Para su copiosa producción de textos se sirvió de un género que después de la vigencia y la hondura de sus aportaciones dejó de ser “menor” en el ámbito de la fotografía: los artículos en revistas especializadas. […]
Conscientemente distanciado del pictorialismo, cultivó desde bien joven, y con sorprendente coherencia, los dos géneros que hicieron de puente entre la prehistoria y la modernidad fotográficas: el lírico-poético, a través del retrato, y el social, que a falta de una definición mejor llamaron “alto reportaje”. El primero lo practicó invariablemente en formato vertical; el segundo, sistemáticamente en horizontal. Parece como si Vielba hubiese querido dejar dictada con la contundencia de un acto histórico su lección magistral sobre la articulación del marco de las diferentes miradas del fotógrafo según el género que en cada momento trata.
Quien fuera impulsor, aglutinador y unificador de la “Escuela de Madrid” aportó las pautas de reflexión para la pretensión formal a los integrantes del grupo. Una reflexión sino crítica como hoy la entendemos (conviene no perder de vista que eran tiempos de dictadura y pensamiento único en España), al menos sí docta y sobre todo honesta…
Él siempre restó importancia al hecho de haber sido el artífice, pero a la vista está que fue quien sentó las bases teóricas para que este grupo más heterogéneo que plural de fotógrafos “de orden” –la élite de la Real Sociedad Fotográfica– fuera delimitando un territorio de creación fotográfica de contenido “lírico-poético-social”. La “Escuela de Madrid” fue un territorio de consenso entre sus miembros en torno a la “fotografía documental de carácter humanista” que alumbró una corriente aséptica por su desvinculación de la denuncia social, cierto; pero también por el distanciamiento de la fotografía propagandística del régimen. Este último aspecto pienso que está siendo injustamente ignorado. […]
A mí no deja de sorprenderme la esclarecedora “dialéctica de formatos” en la obra de Vielba. Tenía una mirada horizontal para lo plural –el reportaje– y una mirada vertical para lo singular –el retrato–. O lo que viene a ser lo mismo: concebía el registro de la historia en horizontal y la creación de la poesía en vertical.
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