El antígeno prostático, PSA por sus siglas en inglés (Prostatic Specific Antygen), es un marcador de la diagnosis del cáncer de próstata que se pide a los varones mayores de 50 años ante el menor síntoma de que algo no va bien.
La próstata es una glándula pequeña que forma parte del aparato reproductor del varón. Se sitúa detrás de la vejiga, por lo cual, éste puede tener alguna alteración durante o antes de la micción. La PSA es una sustancia producida por la próstata que en un análisis de sangre sale baja, dado que no tiene que estar alterada, si bien, algunos desórdenes de próstata que nada tienen que ver con el cáncer, pueden producir un agrandamiento benigno de la próstata y, por tanto, se ven alterados sus valores en sangre.
Si bien la eficacia de la prueba de PSA libre en el diagnóstico del cáncer prostático está cuestionada en algunas ocasiones, lo cierto es que es la forma menos invasiva, más clara y con una sensibilidad y un valor productivo lo suficientemente eficaz para darnos una pista acerca de cómo está el paciente en el momento de hacérselo y cuál es su evolución si ya ha sido diagnosticado de cáncer.
El cáncer de próstata es el cáncer más diagnosticado en varones, después del de pulmón y se ve incrementado a nivel mundial debido a la expectativa de vida de los hombres. A pesar de ello, esta prueba se observa que dista mucho de ser perfecta, dado que en los valores séricos del PSA pueden elevarse en presencia de condiciones no malignas, como por ejemplo la hiperplasia benigna; esto es, que no siempre se eleva por cáncer expresamente.
Para evitar biopsias innecesarias en varones jóvenes, se recomienda solicitar el índica de PSA libre, de forma que, en la práctica rutinaria clínica, se pueda discriminar una hiperplasia benigna y valorar otro tipo de patología que estos padezcan.
Si en el examen se verifica alterado, el paciente debe de ser examinado por un urólogo para poder conocer el grado de concordancia entre el diagnóstico inicial, hecho con esta herramienta, del primer escalón asistencial y el diagnóstico final de adenocarcinoma de próstata, que se alcanza con todo el arsenal diagnóstico especializado, por lo que se recomienda el uso de esta prueba como primer paso diagnóstico en los pacientes con sospecha de esta enfermedad. La presencia de un cáncer en hombres de 50 años es notablemente más baja que en varones de 65, que es bastante más frecuente.
Hay que tener en cuenta que el cáncer de próstata crece silenciosamente y no da clínica hasta pasados los dos años en algunos varones. Por ello, en la etapas iniciales es más fácil abordar una cura absoluta de la enfermedad prostática, sea cual fuere. Las revisiones en los hombres son poco frecuentes, si bien los síntomas referidos a la micción son un indicativo concreto de que algo no va bien. La disfunción eréctil y la incontinencia urinaria pueden determinar también un crecimiento rápido de la próstata, y es conveniente si además de tener antecedentes familiares tiene signos de poder padecer un enfermedad, que hoy tiene cura si se trata a tiempo.
