La guerra de Ucrania tras la invasión de Rusia, que va camino de los dos años desde su inicio, sigue teniendo amplias repercusiones en el ajedrez en ambos países, que son de los más destacados en el más que milenario juego.
En este caso, ha habido dos recientes comportamientos desde filas ucranianas que han sido explotados desde puntos de vista totalmente opuestos, la paz y la guerra.
El más reciente se refiere al encuentro producido dentro del Gran Suizo de la isla de Man (25 de octubre al 5 de noviembre) donde disputaron una partida en la séptima ronda el reciente campeón ruso Vladislav Artemeiev contra el ucraniano Yuriy Kuzubov.
Ambos se dieron cordialmente la mano antes y después de la partida, que ganó el jugador de Ucrania, rompiendo así lo señalado por la federación ucraniana de no estrechar la mano de los representantes rusos y bielorrusos en los encuentros de ajedrez, ni departir con ellos más de lo estrictamente obligatorio por las normas ajedrecísticas.
Este gesto fue hábilmente extendido y amplificado por los medios rusos que lo calificaron de «maravillosa noticia» anteponiéndolo a otros en que deportistas ucranianos se negaron a saludar a sus contrincantes rusos.
El propio presidente de la Federación Rusa de Ajedrez (FSR), Andrei Filatov, aprovechó el tema, «es una gran noticia. El deporte debería unir a la gente, no dividirla».
Se da la curiosa circunstancia que Filatov coincide con el presidente de Ucrania, Volodomír Zelensky, en su localidad de origen, ambos nacieron en la localidad ucraniana de Krivói Rog.
El jugador ucraniano Yuriy Kuzubov, de 33 años, sin embargo, nació en Rusia, en concreto en Smolensk, aunque sus padres se trasladaron a Kramatorsk, localidad que ha sufrido las consecuencias del conflicto, y conocida por un ataque ruso el pasado junio, que mató a la escritora Victoria Amelina (1986-2023) e hirió al escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.
Al final del Gran Suizo el domingo 5, que ganó el hindú Vidit Santosh Gujrathi, (por lo que se clasifica para el Torneo de Candidatos de Toronto 2024), Kuzubov acabó en el puesto veintisiete mientras que Artemiev diez más por debajo, en el 37 de un total de 114 jugadores.
En 2014 Kuzubov ganó el Campeonato de Ucrania. Participó en el Campeonato del Mundo de Bakú, en Azerbaiyán, donde perdió en los treintaidosavos de final ante el turco Vahap Sanal. Desde el inicio de la guerra no volvió a Ucrania por lo que figura en un listado de personas que no regresaron a su país «violando sus obligaciones».
En Ucrania se le ha criticado su gesto señalando: «le hizo el juego a los propagandistas rusos» y por este motivo, puede enfrentar sanciones que supondrían la retirada de su licencia por Ucrania.
La Federación de Ajedrez de Ucrania hizo una serie de recomendaciones para los ajedrecistas ucranianos el 29 de julio advirtiendo que ignorarlas podría tener consecuencias.
En este sentido, el texto recomendaba a sus miembros en torneos internacionales evitar estrechar la mano, sesiones fotográficas y de vídeo conjuntas, con representantes de Rusia y Bielorrusia, independientemente de la bandera bajo la que compitan (en ajedrez bajo la bandera de FIDE); evitar igualmente conversaciones con representantes «del país agresor a menos que lo establezcan las reglas del ajedrez». Del mismo modo, evitar acciones que puedan «dañar la reputación de Ucrania».
También se recomienda en las apariciones públicas en medios de comunicación y en redes sociales, informar a la comunidad mundial de que Rusia y Bielorrusia «están librando una guerra contra Ucrania y su pueblo; mientras muchos rusos y bielorrusos, incluidos jugadores de ajedrez, apoyan al gobierno de sus países o observan en silencio los asesinatos y el genocidio de ucranianos».
Finalmente no podía faltar entre esas recomendaciones la alusión a la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) que muchos consideran actualmente «un juguete en manos de Putin», por lo que la federación ucraniana ve «inaceptable que esté dirigida por Arkady Dvorkovich, un ruso que es un servidor directo del Kremlin y cómplice de los crímenes de Rusia; Dvorkovich debería ser sancionado y destituido de su cargo de presidente de la FIDE».
Pero si el comportamiento del ucraniano Kuzubov ha sido objeto de duras críticas, el de su colega ajedrecista Igor Kovalenko ha merecido elogios. Se trata de un gran maestro, de 34 años, que sirve como soldado en el ejército en una batalla diferente a la del tablero, una batalla existencial.
Inmediatamente después de la invasión rusa, tras sufrir Kiev un ataque, que se produjo a trescientos metros de su casa, se ofreció como voluntario para aliviar el sufrimiento de los civiles y apoyar a las tropas combatientes. Tras conocer la masacre de Bucha, en mayo de 2022, pasó a formar parte de una compañía. Antes de alistarse era aspirante a sacerdote de la comunidad judía de Kiev.
El pasado mes de septiembre, en un acto celebrado en Kiev para conmemorar el Año Nuevo judío, el presidente Volodimír Zelenski concedió la Orden de la Valentía, tercer grado, a Kovalenko, quien definió la reunión con el jefe de Estado como «emocionante», aunque cree que había candidatos «mucho más dignos que yo, verdaderos ‘terminators’». Después de recibir la distinción, Kovalenko sólo permaneció unas horas en la capital ucraniana antes de regresar al frente.
El ajedrecista ucraniano recibió los títulos de maestro internacional en 2008 y gran maestro en 2011. Jugó para Letonia entre 2013 y 2021, ganando su Campeonato de Ajedrez en 2013 y 2014 y participando en tres Olimpiadas (2014, 2016 y 2018). Con un Elo máximo de 2702, alcanzó el número 61 del mundo. En 2016 ganó la medalla de plata en el Campeonato de Europa individual de Dakovica (Kosovo) y disputó la Copa del Mundo de 2019, llegando a segunda ronda.
La temporada pasada, Kovalenko sólo jugó dos partidas con el club de Alemania SC Viernheim. En una entrevista a un medio alemán aborda sus condiciones de vida en el frente. Así menciona: «mi perspectiva ha cambiado. Los argumentos y preocupaciones sobre ser gran maestro, que me preocupaban antes de la guerra y la pandemia, ahora me parecen ridículos. Este desarrollo intelectual me moldeará por el resto de mi vida».
Añadió: «no puedo dejar de jugar al ajedrez por mucho tiempo. Es mi puente hacia una vida normal. Así que me preparo un té muy fuerte, uso un equipo especial para estar en línea sin que nadie pueda localizarme y luego juego. Por supuesto, esto se produce a expensas de mi sueño. Ya me he acostumbrado a dormir menos».
Señala que el ajedrez es «una distracción, pero no cualquiera. También juego para estar en forma. Después de la guerra quiero demostrar que todavía pertenezco al top cien, planeo escribir varios libros. Escribo más que juego al ajedrez. Quizás me involucre política y socialmente», augura sobre su futuro.
Sin duda, Ucrania tiene ante sí entre sus ajedrecistas dos comportamientos totalmente diferentes de abordar la guerra contra Rusia.
