El domingo 19 de enero se cumplen 18 años desde que el periodista turco, de origen armenio Hrant Dink (1954-2007) fue asesinado en en el distrito Sisli de Estambul, delante de las oficinas del periódico bilingüe Agós, del que era redactor jefe desde 1996.
Sin embargo, todavía no se ha hecho justicia plenamente. Desde 2004 hasta su asesinato, Hrant Dink no sólo fue objeto de una campaña de odio, sino también de un linchamiento judicial debido a artículos y editoriales publicados en el semanario Agós.
El autor de los disparos que asesinaron al periodista Hrant Dink el 19 de enero de 2007, Ogün Samast –que fue condenado por este asesinato a 22 años y 10 meses de prisión el 25 de julio de 2011– fue puesto en libertad, en noviembre de 2023, tras cumplir 16 años y 10 meses de los 22 años de su condena, bajo el argumento de «buena conducta», mientras siguen sin esclarecerse todas las circunstancias e implicados en este crimen.
El pasado 10 de enero, Samast, así como otros seis miembros de un pequeño grupo de extrema derecha de la localidad de Trabzon involucrados en el crimen, serían juzgados, esta vez, por “complicidad en asesinato en nombre de una organización ilegal sin cometer por ello parte» .
Nunca se investigaron las complicidades políticas y policiales. La justicia no afectó a ningún agente de inteligencia, ni a ningún miembro de la policía durante los primeros diez años posteriores al asesinato.
Sólo después de la condena de Turquía, el 14 de septiembre de 2010, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), en julio de 2014, el Tribunal Supremo turco dictaminó que la investigación del asesinato había sido defectuosa, allanando el camino para el enjuiciamiento de funcionarios de policía y otras autoridades públicas.
Finalmente vio la luz un juicio en enero de 2017 contra 75 funcionarios y agentes estatales, que, tras dos años, en 2021, absolvió a 37 y condenó a 27, mientras once acusados están desaparecidos.
Mientras, en 2020, su viuda, Rakel Dink fue amenazada de muerte.
Los abogados de la familia de Hrant Dink presentaron a finales de 2023 ante el Tribunal Constitucional una solicitud de anulación de las absoluciones y desestimaciones de trece acusados, entre ellos el jefe de policía de Estambul, Celalettin Cerrah; el jefe de policía de Trabzon, Resat Altay; el jefe de inteligencia de la policía de Estambul, Ahmet Ilhan Güler, o el jefe de inteligencia de la policía nacional, Sabri Uzun.
El Tribunal Constitucional aún no ha tomado una decisión.
Otro proceso sigue en curso y acaba de ser pospuesto nuevamente el pasado 10 de enero: el de los entonces agentes de los servicios de inteligencia y funcionarios de la gendarmería de la provincia de Trabzon, acusados de haber cerrado los ojos a los preparativos del asesinato.
Tras la remisión del Tribunal de Casación que anuló las penas, que van de tres años a cadena perpetua, pronunciadas el 26 de marzo de 2021, contra quince de los 27 condenados, son juzgados de nuevo por “homicidio premeditado” y “violación del orden constitucional”. Pueden ser condenados a cadena perpetua, sin posibilidad de amnistía. El 31 de mayo de 2024, el fiscal solicitó la condena de ocho de estos agentes.
La emisión del veredicto de la sala 14 del Tribunal de lo Penal de Estambul se pospuso hasta el 7 de febrero de 2025.
Reporteros sin Fronteras (RSF) denuncia la prescripción dictada en uno de los procesos, culminación de 18 años de errores judiciales, y pide que todos los responsables de este crimen sean finalmente juzgados.
Tras su asesinato, se instituyó en 2009 una Fundación y un premio anual con su nombre, Hrant Dink, que se otorga a una persona u organizaciones de Turquía y a otra del extranjero, que promuevan un mundo libre, justo, sin discriminaciones, racismo y violencia, asumiendo riesgos personales para conseguir estos ideales.
En su última edición, la número dieciséis, en 2024, se otorgó a la Fundación Mor Çatı Women’s Shelter de Turquía por ser una de las organizaciones de mujeres turcas más antiguas y uno de los símbolos más fuertes del movimiento feminista. También se concedió a Rugiatu Neneh Turay de Sierra Leona por sus esfuerzos para combatir durante años la mutilación de género femenina de mujeres y niñas.
