A quien corresponda, que actualmente no sé quién es. ¿Quién es el valiente que va a comprender que no solo por la condición de mujer, sino que además, no puede andar, no ve bien, no ve nada, no oye, no entiende, esa persona tiene los mismos derechos pero no las mismas oportunidades?
¿Quién es el que va a poner en marcha un definitivo programa para que estas mujeres no sufran discriminaciones por razón de género y además no se puedan defender? ¿Quién es el que va a asentar un plan formativo para que puedan continuar cuando tienen una discapacidad sobrevenida y no ven la salida? ¿Quién es el que va a dejar de tener prejuicios porque además de ser mujer tiene una discapacidad desde siempre o por circunstancias de la vida?
Cerca de dos millones de mujeres en España tienen a gala ser mujeres con discapacidad. No solo tienen que luchar contra lo que luchan todas las demás, sino que la carga es inmensa por la desigualdad que procura la sociedad que sigue sin incluir, y tan solo, a veces, empatiza porque no le queda más remedio. Mujeres que con coraje sacan adelante su propia vida porque se ponen de pie ante las dificultades que cada mañana les brinda la vida. Mujeres que han tenido que renunciar a la maternidad porque un señor ha decidido por ellas; mujeres que tienen siempre una desventaja social, económica, educativa, profesional, que es el reflejo mismo de esta sociedad española que sigue sin aceptar que todos somos iguales ante la ley.
Y ahora no hablemos de empleo. Un empleo que siempre es menor, menos retribuido, precario, de estatus inferior y siempre en desventaja con el varón. Y no hablemos de violencia de género; una mujer con discapacidad tiene cuatro veces más riesgo de sufrir malos tratos o violencia sexual que una que no lleva el peso de la discapacidad.
¿Hablamos de doble discriminación? ¿Hablamos de doble desigualdad? ¿Hablamos de esos datos que parecen invisibles a todos los efectos a pesar de las organizaciones que como el CERMI Mujer hacen que salgan a la luz a pesar de todos ellos?
La exclusión social, la desigualdad en el ámbito de la capacidad, en ocasiones la nula formación y las pocas posibilidades de aproximarse al mercado de trabajo hace que una mujer con discapacidad tenga la autoestima por los suelos porque no hay salida o no la ve. Si hablamos de datos el 75 % del total de la población con discapacidad si es mujer está inactiva y sin posibilidad de estarlo.
Y lo cierto es que la mujer con discapacidad es más bella porque tiene una fuerza que integra todo lo demás y excluye los cánones de belleza que hasta ahora nos venden. Los medios somos responsables de no exhibir que le falta una pierna, un brazo o no ve. Somos responsables de no dar informaciones que hablen de las injusticias que se comenten a diario con las mujeres que tienen una discapacidad y esa discriminación comienza por la información que debe ser dada y la sociedad debe recibir como dato cada mañana. Porque tristemente hablamos de situaciones que no se difunden pero que existen de capacidades que no están expuestas porque molestan y nosotras, somos la voz de todas ellas. A las mujeres con discapacidad en un día, el único en el que sois escuchadas, y desde el medio que siempre habla de discapacidad, inclusión, y discriminación, os invito a que denunciéis, a que gritéis que todo cuanto tenéis es grande y todo aquel que os lo niegue salga a la luz.
Sois la esperanza de muchas personas; porque sois un ejemplo inmenso para la sociedad. A todas las mujeres con discapacidad, desde esta habitación con vistas, ¡#gracias!.
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