Desde que el 2 de diciembre de 2020 Naciones Unidas retiro el cannabis y su resina de la Lista Cuarta de la Convención Única de Estupefacientes de 1961 y por recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de ser considerada como una droga que creaba adicción, la sociedad ha ido conociendo a través de sitios web como CBD Sense sus múltiples derivados y compuestos con propiedades terapéuticas.
El cambio auspiciado por la OMS facilitó la investigación con cannabinoides como el CBD y más recientemente el CBG, presentes en la planta del cannabis, que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento ante algunos efectos del parkinson, la esclerosis, la epilepsia, el dolor crónico o incluso el cáncer.
El proceso de penetración de los cannabinoides en la sociedad ha sido rápido y no exento de debate por los muchos años de oscurantismo transcurridos, pero ahora ya se trabaja sobre certezas avaladas por comité de expertos en farmacodependencia de la OMS, y hace más fácil aceptar nuevos productos a partir del CBG.
Todo viene de la Cannabis Sativa
La planta Cannabis Sativa tiene dos variedades muy conocidas: el cáñamo y la marihuana. Con el cáñamo se confeccionan textiles, papel o productos terapéuticos, mientras que la marihuana ha sido más conocida por su uso recreativo, debido a su alto nivel de THC, responsable de múltiples trastornos.
El CBD es el segundo ingrediente activo más abundante del cannabis, acumula las propiedades terapéuticas que se achacan a la planta y no tiene propiedades psicoactivas según la propia OMS, por tratarse de una sustancia totalmente segura, sin efectos secundarios descritos ni riesgo de provocar dependencia.
Los estudios sobre el CBD desarrollados en los dos últimos años lo relacionan con una acción analgésica, antiinflamatoria y ansiolítica. También se ha comprobado su capacidad para paliar las náuseas provocadas por la quimioterapia y su poder anticonvulsivo en casos de epilepsia infantil.
En términos generales, el CBD provoca sensación de bienestar gracias a sus propiedades analgésicas, sensaciones de relax gracias a sus propiedades ansiolíticas y sensación de desconexión, gracias a sus propiedades inductoras del sueño.
El CBG ya lo hemos descrito como otro de los cannabinoides sin efectos psicotrópicos presentes en el Cáñamo. En el momento de la cosecha, los valores de CBG suelen ser muy bajos, aunque los avances en estudios sobre sus propiedades relacionadas con la regulación del apetito, aumento de la concentración, trastornos intestinales y síntomas derivados del TDAH han motivado que se trabaje en cepas con mayor porcentaje de CBG.
Dado que, al igual que el CBD, el CBG es soluble en grasa, se mezcla con un aceite portador para poderlo tomar directamente en gotas, añadir a recetas o rellenar cápsulas para facilitar su absorción y potenciar sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, ya que alivia el dolor y es antiinflamatorio.
Además, algunos estudios lo destacan en la regulación del apetito, aumento de la concentración, trastornos intestinales y síntomas derivados del TDAH, aunque se considera necesario seguir investigando para optimizar tratamientos.
Y aunque se ha determinado que no tiene efectos psicoactivos ni psicotrópicos, no es tóxico ni tiene efectos secundarios en el organismo, debe usarse de forma terapéutica y en las dosis correspondientes, y siempre con la supervisión previa de un profesional especializado, porque lo idóneo es individualizar cada caso para asegurar resultados positivos.