La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informaron de que las necesidades de los migrantes y refugiados venezolanos han aumentado como resultado de la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19 y conminaron a la comunidad internacional a contribuir con 1440 millones de dólares para poder asistirlos este año, en una conferencia de donantes, que finalizó con compromisos por 1500 millones de dólares, incluyendo 954 millones en donaciones.
Los fondos solicitados contemplan también apoyar a las comunidades que han acogido a esas personas, explicaron las agencias en la Conferencia de Donantes auspiciada por el gobierno de Canadá para allegar fondos.
El representante especial de ACNUR y OIM para las Personas Venezolanas Refugiadas y Migrantes señaló que el éxodo de Venezuela parece no tener fin y advirtió que podría convertirse en una crisis olvidada.
«La pandemia de la COVID-19 continúa devastando la región, lo cual amenaza el futuro de millones de personas refugiadas y migrantes y de sus comunidades de acogida. El compromiso y la solidaridad se necesitan más que nunca para garantizar que sigan recibiendo asistencia», dijo Eduardo Stein.
El Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes para el año 2021 busca dar respuesta a las necesidades más apremiantes de 3,3 millones de personas y de sus anfitriones, pero aún no ha recibido los recursos que precisa. Actualmente hay 5,6 millones de personas que han salido de Venezuela, generando la segunda mayor crisis de desplazamiento del mundo.
Solidaridad latinoamericana
El 80 por ciento de esos migrantes y refugiados, es decir 4,6 millones, se han establecido en países de América Latina y el Caribe que han demostrado su solidaridad con ellos durante la pandemia; sin embargo, esas naciones padecen a su vez la crisis económica provocada por la COVID-19.
El Secretario General de las Naciones Unidas se refirió en su mensaje para la Conferencia a la emergencia que viven esos venezolanos.
António Guterres recordó que tras seis años consecutivos de contracción económica, la situación en Venezuela sigue causando grandes estragos en las condiciones de vida y bienestar de su población, obligando a muchas personas a salir del país.
Xenofobia
Recordó que esos migrantes y refugiados enfrentan una creciente discriminación y xenofobia, además de que les es muy difícil acceder a algún tipo de protección institucional.
«Hacen falta más políticas para promover su integración social», puntualizó Guterres, subrayando que esas personas deben ser incluidas en todos los programas de vacunación para mitigar con eficiencia el impacto de la pandemia de la COVID-19.
ACNUR y la OIM explicaron que, como resultado de las medidas de confinamiento, la pérdida de medios de vida y el aumento de la pobreza, muchos de los venezolanos migrantes y refugiados dependen ahora exclusivamente de la asistencia humanitaria de emergencia para sobrevivir.
Más del 50 por ciento sólo come una vez al día; el 25 por ciento de los niños es separado de su familia durante el proceso de migración; y el 80 por ciento ha perdido su fuente de ingresos desde el inicio de la crisis sanitaria.
Entre las necesidades más acuciantes de esas personas identificaron los servicios de salud, la seguridad alimentaria, los servicios de agua y saneamiento, y el acceso a la educación y medios para sostenerse.
Además, se han incrementado la indigencia y la violencia de género, por lo que requieren atención de salud mental y protección.
Responsabilidad internacional
Pero esta carga no debería recaer únicamente en los países de la región, consideró Eduardo Stein.
«La comunidad internacional tiene la responsabilidad de apoyar estos esfuerzos para favorecer la estabilidad regional. No contar con fondos suficientes dejaría a cientos de miles de personas sin protección, con pocas opciones para reconstruir una vida digna», enfatizó el representante especial para los migrantes y refugiados venezolanos.
El Plan de Respuesta del año pasado sólo recibió la mitad de los recursos solicitados con donaciones por 653 millones de dólares.
Entre los compromisos expresados en la Conferencia para 2021 destacan el de la Unión Europea por 163 millones de dólares y el de Canadá por 92 millones más.
En el evento participaron gobiernos donantes y de acogida, así como actores clave en la respuesta a la crisis, el sector privado, bancos de desarrollo y representantes de la sociedad civil.