Un avión no tripulado de fabricación israelí y adquirido por Azerbaiyán ha sido utilizado en un ataque experimental contra una posición militar armenia para probar su efectividad, informó el diario de Israel, Maariv.
El ministerio de Defensa de Israel está investigando este suceso tras recibir una queja en ese sentido contra la empresa local Aeronautics Defense Systems (ADS), cuyos representantes viajaron a Azerbaiyán para finalizar un contrato de venta de drones.
Según la información publicada, el ejército de Azerbaiyán pidió a ADS que hiciera que el dron, un Orbiter 1K, atacara con explosivos –puede cargar entre uno y dos kilos- una posición militar armenia, pero los empleados israelíes que manejaban el dron se opusieron y fueron sustituidos por otros expertos de la misma compañía que llevaron a cabo el ejercicio.
Sin embargo, la dirección de ADS negó que su personal llevara a cabo el ataque ya que nunca “lleva a cabo demostraciones sobre objetivos vivos y esto también fue así en este caso” añadiendo que este fue cometido por miembros del ejército azerí aunque erraron el tiro y solo impactaron a unos cien metros de la posición, informó el diario israelí Haaretz.
El presidente de Azerbayán, Ilham Aliyev, recibió al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a finales de 2016 y anunció recientemente que su país adquirió a Israel equipamientos militares por valor de cerca de 5000 millones de dólares (4253 millones de euros). El régimen de Israel apoya el rearme azerbaiyano mediante el suministro de equipamiento militar mientras sigue retrasando el reconocimiento por parte de su Gobierno del genocidio armenio, a pesar de los anuncios hechos en este sentido.
Armenia ha reaccionado transmitiendo su queja a los altos mandos israelíes, afirmando que el ejército azerí usa equipo militar proveniente de Israel en sus ataques. Curiosamente, los hechos se producen a escasos días de la visita que hizo el presidente armenio, Serge Sarkissian, a Teherán donde sus presidentes destacaron las “muchas coincidencias” entre ambos países, Armenia e Irán.
El enclave de Nagorno Karabaj, de 150 000 personas, poblado en un 95 por ciento por cristianos armenios, y conocido por Artsaj por Armenia, es escenario de enfrentamientos entre las fuerzas militares armenias y azeríes desde abril de 2016, con la llamada guerra de los cuatro días en la que se perdieron casi 200 vidas. Mientras Ereván acusa a Bakú del inicio de la ofensiva, la parte azerbaiyana denuncia los bombardeos contra sus localidades desde el lado armenio.
Por otra parte, el pasado mes de mayo se conoció un informe del director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dan Coats, que no descarta la posibilidad de enfrentamientos armados a gran escala entre Armenia y Azerbaiyán este año, por el citado conflicto en Nagorno Karabaj. De hecho, es la zona europea con mayor presencia militar, según la prensa internacional.
El conflicto divide a Armenia y Azerbaiyán después de que Nagorno Karabaj decidiera independizarse en 1988 de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Posteriormente, tras el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se iniciaron las hostilidades entre 1992 y 1994, por las que Bakú perdió el control sobre el enclave además de siete distritos adyacentes produciéndose más de 25 000 muertos.
Para impulsar una solución negociada del conflicto se instituyó en 1994, en el interior de la Conferencia en Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), el grupo Minsk, que se encargaría de buscar un acuerdo de paz y alto al fuego. El grupo, copresidido por Estados Unidos, Rusia y Francia está integrado además por representantes de Alemania, Bielorrusia, Finlandia, Italia, Suecia y Turquía.
Azerbaiyán insiste en recuperar su integridad territorial, mientras que Armenia defiende los intereses de la oficialmente República de Artsaj o Nagorno Karabaj, que no es parte de las negociaciones.
El 10 de julio de 2017 el Parlamento Europeo aprobó una declaración en la que se respaldaba el derecho a la autodeterminación de Artsaj, una propuesta que se llevará a la próxima asamblea general de Naciones Unidas.
