El empleo de evidencia como mero sinónimo de prueba es desaconsejable, pues solo se pueden considerar evidencias las pruebas determinantes en un proceso, señala la Fundéu.
Por influencia de la voz inglesa evidence, que sí se aplica a cualquier prueba, cada vez es más frecuente su uso con este valor más genérico e impreciso, como en los siguientes ejemplos: «Las evidencias no son concluyentes, pero los padres parecen elegir escuelas privadas pensando que son más ordenadas» y «La juez determinó que las evidencias no son suficientes, por lo que el futbolista se salvó de una condena en prisión».
El Diccionario académico ofrece dos significados de evidencia. El primero es ‘certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar’, según el cual una evidencia, en cierto modo, no necesita pruebas; el segundo es ‘prueba determinante en un proceso’. Por tanto, tal como precisa el Diccionario panhispánico de dudas, se desaconseja el uso sistemático de evidencia para cualquier prueba, pues solo son evidencias las pruebas concluyentes y no las accesorias o secundarias.
En los ejemplos anteriores, por tanto, lo apropiado es pruebas, pues por el contexto queda claro que estas no son evidencias: «Las pruebas no son concluyentes, pero los padres parecen elegir escuelas privadas pensando que son más ordenadas» y «La juez determinó que las pruebas no son suficientes, por lo que el futbolista se salvó de una condena en prisión».