A once días de la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia (primera vuelta el 11 de junio, segunda vuelta el 18 de junio), el presidente Emmanuel Macron y su primer ministro Edouard Philippe, han dado el primer tropezón: las recientes y reiteradas revelaciones del semanario satírico Le Canard Enchainé sobre el denominado “caso Ferrand”, ampliamente retomadas por Le Monde, que se interroga sobre la existencia de un posible conflicto de intereses.
El exsocialista Richard Ferrand, ex secretario general de En Marcha, y hoy en día ministro de la cohesión del territorio y de la vivienda, se ve atrapado por una operación inmobiliaria en la que favoreció a su actual esposa. La Mutua de Bretaña de la que Ferrand era director, alquiló los locales comerciales propiedad de una sociedad inmobiliaria creada por su mujer.
La atribución de esa promesa de alquiler permitió a dicha sociedad adquirir los locales con un préstamo muy ventajoso y culminar así una excelente operación inmobiliaria. Nada ilegal en dicha operación, pero como en el caso Fillon, de nuevo la sombra del nepotismo y el favoritismo en las prácticas habituales de la clase política en Francia. El Canard Enchainé persiste al revelar este miércoles un “comprometedor compromiso de venta previo” firmado por el propio Ferrand
Otros hechos se han añadido que van en la misma dirección de favoritismo familiar. Anteriormente la citada Mutua que dirige Ferrand, encargó trabajos de decoración a su exmujer, mientras que siendo diputado empleó como asistente parlamentario a su hijo, e impulsó una ley que favorece al sector de las Mutuas de salud.
La fiscalía de Brest, en Bretaña, ha decidido abrir una investigación preliminar sobre los hechos que se reprochan al ministro, primer paso antes de un posible enjuiciamiento. Por el momento, el presidente Macron ha defendido a Ferrand y su primer ministro Edouard Philippe declaró que no pedirá su dimisión, a menos que la justicia decida abrir una causa judicial al respecto.
La justicia por su parte ha rehusado hasta ahora las demandas de “Los Republicanos” de la derecha conservadora, que reclaman una acción en justicia como la que se inició contra su candidato François Fillon. La asociación Anticor, de lucha contra la corrupción, ha presentado una denuncia contra Ferrand, acusándolo de “abuso de confianza”.
Si en otras circunstancias el caso Ferrand habría pasado desapercibido, no cabe duda de que es una mancha de aceite que tiene tendencia a agrandarse, en el marco de esta agitada campaña electoral, marcada por el “caso Fillon”, en la que Macron ha colocado su futura reforma sobre la moralización de la vida política, como acto primero de su mandato renovador.
Las líneas generales de dicha reforma han sido presentadas este jueves en rueda de prensa en Paris por el titular de Justicia, Francois Bayrou, quien ha rechazado todo comentario sobre el caso Ferrand, alegando la independencia del poder judicial.
Su Proyecto de ley sobre la moralización de la vida pública propone una serie de medidas para limitar algunos privilegios de la clase política: prohibir la contratación de familiares por ministros, diputados o senadores; limitar a un máximo de tres mandatos seguidos la acumulación de grandes cargos electos; eliminar la “reserva parlamentaria” para evitar derivas clientelistas o nepotistas; controlar con facturas los gastos reales de los parlamentarios; crear un “banco de la democracia” encargado de financiar y controlar las campañas electorales; prohibir a los ministros todo cargo electo local, aunque si podrán ser diputados; suprimir la Corte de Justicia de la Republica, única habilitada para juzgar a ministros o presidentes; los expresidentes dejarán de ser automáticamente miembros del Consejo Constitucional. Bayrou ha anunciado así mismo una próxima reforma constitucional destinada a reforzar la independencia de la Magistratura con respecto al poder ejecutivo.
La copia final de la reforma, que consta en realidad de tres proyectos de ley, la conoceremos el 14 de junio en vísperas de la segunda vuelta de la elección legislativa.
Mientras tanto el semanario satírico revela también en su edición de esta semana la práctica, siempre legal, pero poco ética, de las “puertas giratorias”, que es una constante en la actividad de todos los políticos en general, entre ellos varios ministros del gobierno.
El paso del sector privado al sector público, con viajes de ida y vuelta y los siempre posibles conflictos de interés, son abordados por le Canard Enchainé, citando uno por uno los ministros del actual gobierno que han pasado de ser altos cargos en grandes empresas a ser ahora miembros del gobierno. Empezando por Edouard Philippe, quien trabajó en relaciones publicas en el grupo nuclear Areva.
Ese fue también durante la campaña uno de los reproches que sus adversarios hicieron al hoy presidente Macron, por su trabajo anterior en el Banco Rostchild.
“Las puertas giratorias” que los franceses denominan como “pantouflage” ( derivado de pantoufles o zapatillas), no son en efecto la mejor carta de visita del actual gobierno para convencer con su futura ley sobre la transparencia de la vida política.
La reforma anunciada por Bayrou deja en manos de los propios interesados, diputados y senadores, la reglamentación y prevención de los conflictos de intereses.
La campaña electoral de Emmanuel Macron para obtener una mayoría presidencial en la futura Asamblea Nacional ha tropezado así con un primer escollo importante, provocando inquietud y dudas en la prensa y en la opinión pública sobre la voluntad del nuevo Presidente de llevar adelante una verdadera y profunda moralización de la vida política en el país.