La artritis reumatoide está englobada dentro de las enfermedades autoinmunes; es decir, es el propio sistema inmunitario el que ataca por error al organismo, de forma que, en este caso, se padece una enfermedad crónica y degenerativa de las articulaciones. Afecta a cerca de 200 000 personas en España y además no tiene cura.
Tras muchas investigaciones aún se desconocen las causas exactas del porqué de esta enfermedad, aunque un reciente estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachussetts, en Boston (EE.UU.), cree que el origen podría encontrarse en una respuesta autoinmune a las bacterias que conviven en nuestro intestino; una respuesta que se trasladaría a todo el organismo y, en este caso concreto, a las articulaciones, y/o al corazón, pulmón u otros órganos.
Nuestro trabajo abre una nueva vía para el desarrollo de estrategias para el diagnóstico y tratamiento de la artritis reumatoide (Annalisa Pianta)
La revista The Journal of Clinical Investigation ha publicado el estudio en el que, aunque aún no se conoce cómo la respuesta inmunitaria anómala a la flora intestinal desencadena el inicio y progresión de la destrucción inmune de las articulaciones en la artritis, su hipótesis les lleva a valorar una asociación entre las autoinmunidades intestinales con las sinoviales.
Hasta hoy se había considerado que las articulaciones sinoviales en la artritis estaban provocadas por una respuesta inmune mediada por los linfocitos T, pero nunca se había considerado el porqué de su aparición. En el presente estudio se analizó el liquido sinovial (el líquido que se encuentra en las articulaciones para evitar la fricción del cartílago durante el movimiento) y en la sangre periférica, con el objetivo de encontrar autoantígenos asociados tanto a la flora intestinal como a la artritis reumatoide.
Los antígenos se encuentran en las moléculas y, en el caso de una respuesta inmunitaria, el sistema inmune produciría anticuerpos para atacar a los antígenos llegados del exterior. Estos autoanticuerpos combatirían los autoantígenos del organismo. En este sentido, los resultados del estudio les ha permitido identificar a dos autoantígenos denominados N-acetilglucosamina-6-sulfatasa (GNS) y filamina A, (FLNA) asociados a la respuesta autoinmune de la artritis reumatoide. Por ello, se observó que la GNS y la FLNA eran el objetivo de las respuestas autoinmunes de los linfocitos B y T en el 55 % de los pacientes con artritis reumatoide, y no así en otros pacientes con otros tipos de artritis.
Buscando una relación entre estos autoantígenos GNS y FLNA con la flora intestinal se encontró que son proteínas muy similares, si no las mismas, que se producen por especies bacterianas en los intestinos a las especies de los géneros Prevotella y parabacteroides. En el caso de la GNS, y por especies de los géneros Prevotella y Butyricimonas, en el de la FLNA presentan ambas una similitud con las producidas en la flora intestinal.
Este descubrimiento podría sugerir el origen de la respuesta autoinmune de la artritis reumatoide gracias a que se ha averiguado la especificidad para los autoantígenos GNS y FLNA, y podría ser el inicio de importantes aplicaciones clínicas a esta enfermedad. Por ello, habría un mejor diagnóstico y un tratamiento posible que estarían ahora en marcha.