Inside Out es el título del concierto que ofrecieron el 9 de noviembre de 2016 en el Conde Duque de Madrid el dúo compuesto por dos alemanes de pura cepa, Markus Stockhausen, trompetista y fliscornista, un auténtico artista de culto desde hace muchos años, un auténtico icono en Alemania y Florian Weber pianista que comparte logros en este proyecto.
Ambos compositores de largo recorrido, ambos actuando juntos desde hace seis años, ofrecieron un concierto basado en sus últimas creaciones, grabadas en un disco, el primero que graban juntos, titulado Alba, editado a principios de este año. Estilo, Jazz moderno. Una pareja de virtuosos que además hicieron gala de un buen sentido del humor en sus interacciones con el público…en español.
Comenzó el concierto con una composición de Florian Weber, Emergenzen, con un lentísimo y difícil registro del fliscorno de Stockhausen, es decir, empieza de virtuoso con el instrumento más complicado de su rango. Se siente y se repite a lo largo del concierto. Son sonidos que siempre tienen el silencio como fondo; el espectador está siempre consciente del silencio y sobre él la música. Pero ambos siempre presentes: viento o cuerdas sobre silencio. Lentamente, acompañado levemente por un piano sutil y bellísimo va produciéndose el crescendo que termina en un stop súbito tras un trabajo de espeleología sonora, que no será el único a lo largo de la tarde.
Es una música fuera de formato muy enraizada en la música de cámara europea, pero con su propio lenguaje, ese nuevo lenguaje jazzístico que supuso una innovación tan completa y compleja en los lenguajes musicales como el cubismo en la pintura, con abundantes notas de agua en el piano, que recuerdan a veces a Satie y otras a Schoenberg en las series de doce notas en las cuerdas.
Un largo comienzo pianístico introduce a Emilio segunda composición de Weber en el repertorio de esta noche. Las manos del pianista vuelan sobre el teclado en un ejercicio de estilo que recuerda a una complicada filigrana. Stockhausen ha desplegado sobre el estrado una colección de trompetas de varios tipos, cada una afinada en una nota, para facilitarle las escalas cromáticas que desea ejecutar en cada pieza. En esta ocasión soprano. Se turnan en el acompañamiento de los solos. Estamos ante música para el siglo XXI, música para cultivar el arte de escuchar, no en vano el disco Alba ha sido grabado por la discográfica muniquesa ECM (Edition of Contemporary Music) el sello europeo más prestigioso en lo que se refiere al jazz. Sigue otra composición de Weber, la última por el momento, Die weise Zauberin (La hechicera blanca), una pieza con gran estructura de canción, gran protagonismo de trompeta tenor y una delicia de piano acompañante; un tema que crea un bellísimo ambiente en el que la trompeta flota en vibraciones exquisitas. Una pequeña joya que sin duda hechiza.
El resto del concierto son composiciones de Stockhausen sobre las que improvisa para recrear una pieza distinta en cada concierto. La primera Our Father (Padre Nuestro) con protagonismo alternado de trompeta y piano. Así se suceden hermosas ondas de notas de agua con las cuerdas y sonidos vibrantes que penetran en el cerebro. Una música que induce a la meditación y que termina en un hilo penetrante sobre un silencio místico. A la oración sigue la suavidad de Zephir (Céfiro) en tesitura de tenor la trompeta, una hermosa melodía melancólica a veces algo triste pero que no inquieta, por el contrario transmite placidez, tanto en solitario como a dúo.
Estamos ante auténticas acuarelas musicales acústicas, con pinceladas audaces, algunas miniaturas en tonos delicados, siempre envolventes, siempre manteniendo la atención en alerta. El concierto continúa con las piezas Jahoo, Mondtraum, (luna de ensueño) Synergy Melody, Befreiung (Liberación), Better World, Sommerluft (vuelo de verano) y Nicht unsomst (Nada es en vano).
Dos artistas con amplia experiencia, dos compositores de fluidez sonora, melodías marcadas por su compenetración y sinergias dedicadas a una tarea compleja que ellos saben que dominan; sus armonías van transportando a distintos estados de ánimo, con giros a veces inesperados en improvisaciones sorprendentes, siempre agradables. No hay una división clara entre composición e improvisación, el espectador atento debe captar los sonidos compuestos y los añadidos libres o improvisación intuitiva que variarán en cada caso.
Compuesto o improvisado este dúo de virtuosos producen resonancias melódicas como en Mondtraum, auténticamente ensoñadoras. En Better World, Weber introduce sus impromptus con los que asombra al personal cercano a sus manos, creadoras de arpegios casi imposibles. Y al final, en ese Nicht Unsomst, Markus inclina su trompeta hacia el interior del piano, marcando el duetto total que encuentra respuesta en los pies de Weber, manos y pies en conjunción rítmica y sonora.
Florian Weber se encarga de la ‘propina’, una composición suya dedicada a su hijo, presentada por Stockhausen. Una hermosa melodía introspectiva, amorosa al principio, lúdica más tarde, con un sorprendente final melancólico, casi triste. En toda ella predomina una gran belleza. Emociona y se emociona él interpretándola. El énfasis lo pone el fliscorno, con su peculiar metal.
Una noche a la altura de un gran festival.
