Siguiendo la tradición de los clásicos, donde la fantasía cobra vida en los sitios más insospechados, “La casa del reloj en la pared”, es una mágica aventura dirigida por Eli Roth (“Malditos bastardos”) y protagonizada por Jack Black (“Pesadillas”, “Los viajes de Gulliver”), Cate Blanchett (“Blue Jasmine”, “Carol) y el pequeño Owen Vaccaro (“Dos padres por desigual”, “Feliz día de la madre”).
Divertida película familiar, yo la veo como muy navideña, “La casa del reloj en la pared” está basada en el clásico infantil de 1973 “El péndulo de Halloween”, escrito por John Bellairs e ilustrado por Edward Gorey.
Si, de pronto, tienes diez años y te quedas totalmente huérfano, como le ocurre a Lewis, lo mejor que te puede pasar es que te vayas a vivir con tu tío Jonathan a una antigua mansión repleta de relojes, en cuyas paredes suena un misterioso “tic tac”, en una ciudad aparentemente tranquila que oculta un mundo secreto de magos y brujas, y donde accidentalmente el pequeño despierta a unos cuantos muertos.
El probable éxito que alcance “La casa del reloj en la pared” reposa indudablemente en el dúo de actores: Jack Black, el tío extravagante y divertido que recuerda mucho al mejor Robin Williams, y Cate Blanchett, la elegante y aparentemente muy seria madame Zimmermann, vecina bruja con aires de solterona, que parecen divertirse mucho interpretando ésta conseguida comedia familiar y fantástica, a mitad de camino entre Harry Potter y Jumanji, que sube el tono vital en vísperas de la noche de los muertos.
Por primera vez, Eli Roth, cineasta y escritor judío estadounidense, sale de sus habituales películas de horror destinadas a un público adulto (“El infierno verde”, “Hostel”…) y transforma el rojo en rosa en esta aventura destinada a un público joven que se inicia en el mundo del misterio, los autómatas siempre tan agradecidos y hasta un cierto suspense. El pequeño Owen Vaccaro completa el trío que nos ofrece casi dos horas de diversión y sonrisas y nos recuerda que en Hollywood quedan todavía rescoldos del buen cine fantástico.