“Kursk” es una historia de guerra fría que, sin embargo, ocurrió en 2000. Basada en la novela “A time to die: the untold story of the Kursk”, del periodista británico Robert Moore, y en los hechos reales de la lucha por la supervivencia de los 118 hombres que finalmente perdieron la vida a bordo del submarino ruso K-141 Kursk, después de dos fuertes explosiones en el interior mientras que, en el mejor estilo heredado del estalinismo, la Armada Rusa intentaba ocultarlo a sus familias y al resto del mundo, y se negaba a aceptar la ayuda de la Royal Navy británica.
Producida por el francés Luc Besson (“El quinto elemento”), “Kursk” está dirigida por el danés Thomas Vinterberg («Festen», ganador del Premio Especial del Jurado de Cannes por «Celebración» y miembro fundador del movimiento cinematográfico Dogma 95), y protagonizada por un reparto internacional encabezado por el belga Matthias Schoenaerts («Gorrión Rojo», «La chica danesa»), Léa Seydoux (“La vida de Adèle) y Colin Firth («El discurso del rey», Oscar al Mejor Actor 2011, “Kingsman», “Love Actually”).
También intervienen el mítico actor sueco Max von Sydow («Minority Report», «El séptimo sello«), Peter Simonischeck («Toni Erdmann») y Michael Nyqvist («Millennium», «Colonia«).
El 12 de agosto de 2000 se produce una explosión en el interior del submarino nuclear de la armada rusa Kursk, que naufraga con 118 soldados y oficiales a bordo. Mientras veintitrés supervivientes de la explosión luchan por sobrevivir atrapados dentro del submarino, y las autoridades rusas se niegan a recibir ayuda internacional sacrificando a los marinos encerrados en la mole de acero, sus familias reclaman las noticias que el gobierno les niega continuamente.
Entre realidad y ficción, el Kursk, un submarino nuclear construido en 1994 y considerado insumergible, se encontraba haciendo maniobras en el mar de Barens, en el Océano Artico, cuando unas explosiones provocaron un incendio y causaron la muerte instantánea de casi un centenar de marinos. Los veintitrés supervivientes sufrieron un calvario interminable hasta que finalmente también perdieron la vida. El Kursk fue reflotado y llevado a tierra, con su carga de cadáveres, un año más tarde, en octubre de 2001.
La película ha contado con el asesoramiento del David Russell, quien dirigió la misión de salvamento por cuenta de la Royal Navy.
De entre las numerosas versiones de la tragedia que han circulado en las décadas transcurridas desde entonces, el realizador ha elegido la del periodista Robert Moore para contar este drama sentimental y emocional al que le falta un punto de intensidad para arrastrar al espectador. Quizá el hecho de que esté rodada en inglés, junto a la frialdad congénita de su realizador para enfrentarse a las historias, sea lo que impida la inmersión en este relato de un mundo viejo y obsoleto en la que falta cualquier alusión, por mínima que fuera, a Vladimir Putin, en última instancia máximo responsable de la incapacidad de un estado para salvar a sus hombres; una auténtica tragedia política que se intentó convertir en un secreto.