Esto es lo que queda del hospital Maarat al Numan de Idlib, Siria, al que Médicos Sin Fronteras (MSF) daba apoyo desde septiembre de 2015. El pasado lunes, fue bombardeado dos veces consecutivas en menos de una hora: murieron al menos 25 personas entre pacientes y personal.
MSF: hospital de Maarat al Numan, en Idlib, Siria, antes y después del ataque.
En esta estructura trabajaban 54 personas; contaba con 30 camas de hospitalización, dos quirófanos, una clínica ambulatoria y servicio de urgencias. Cada mes, llegaban a urgencias unas 1100 personas, la unidad ambulatoria atendía unas 1500 consultas y se hacían 140 intervenciones quirúrgicas. Pero ya no queda nada en pie y unas 40.000 personas se han quedado sin esta asistencia médica.
No es un caso aislado: en 2015, 63 de las estructuras que apoyaba MSF en Siria fueron atacadas. Hoy, en Siria, lo anormal es ahora normal, lo inaceptable es aceptable. Y está ocurriendo lo mismo en Yemen y Afganistán. Basta ya, gritan desde MSF.
Es precisamente ahora, en el momento más duro del conflicto sirio, cuando las personas son más vulnerables y cuando la atención médica es más necesaria. Por eso, MSF anuncia que seguirá dando apoyo a más de 150 estructuras sanitarias en el país y atendiendo a las personas atrapadas por los combates.
Para conseguir este objetivo, MSF se está dirigiendo a donantes que puedan aportar efectivo que permita mantener esta actividad solidaria en Siria