“Su historia podría ser el argumento perfecto para una película de Bollywood: una niña, obligada a la esclavitud por culpa de la pobreza, consigue labrarse un camino hasta la Asamblea Constituyente de Népal, escribe un libro premiado de lucha contra un cáncer y cuando tiene 34 años, es madre y ha asumido perfectamente un pasado de sacrificio y lucha por su libertad, vuelve a la escuela para terminar la enseñanza primaria”, informa Sanjib Chaudhary en el digital Global Voices Online.
Shanta Chaudhary tenía ocho años cuando sus padres –que tenían otros nueve hijos- la vendieron por el equivalente de 75 dólares para que fregara, cocinara y limpiara durante 19 horas cada día, en Nepal, sustituyendo a su hermanastra que había quedado embarazada tras la violación del dueño de la casa donde servía. Porque Shanta es una Kmalari, lo que significa niña perteneciente a la comunidad indígena Tharu destinada a ser esclava de los ricos del oeste nepalí.
A pesar de que en el país está abolida la esclavitud desde 2013, esas niñas siguen trabajando día y noche, “su vida es un continuo sufrimiento y maltrato físico y sexual, e incluso puede ocurrir que mueran en circunstancias extrañas”. A las Kamlari les pagan poco, o nada, por su trabajo.
Muchas de ellas son objeto de abusos y violación. Por eso, cuando Sghanta llegó a la adolescencia, y tras rechazar los agresivos intentos de abusos de los hombres de la casa en que trabajaba, decidió casarse con un amigo, como medida de seguridad. Su primer hijo nació minusválido, el segundo murió de malnutrición y cuando se defendió de los ladones de su pueblo, le incendiaron la choza donde vivía con su familia.
Frente a tanta adversidad, Shanta optó por luchar. Se convirtió en militante del partido UML (Partido Comunista de Nepal Marxista Leninista Unificado) y llegó a ser elegida miembro de la Asamblea Constituyente, que presidió durante cuatro años, con un programa que pide un Nepal libre de explotación, discriminación y abuso de las mujeres, para que ninguna más tenga que sufrir como ella.
Cuando la Asamblea Constituyente se disolvió, Shanta, quien continua siendo dirigente de la UML, decidió escribir su vida: Kamlari Dekhi Sabhasad Samma (De Kamlari a miembro de la CA), publicado en 2013, un éxito de ventas y una inspiración para otras mujeres de todo el mundo, en especial de los países donde todavía pertenecen no solo al segundo sexo sino a la última casta.
Al tiempo que continúa su combate por la libertad de las Kamlaris, Shanta Chaudhary lleva cuatro años luchando también contra un cáncer y acaba de saltar de nuevo a la actualidad porque se ha matriculado en el último curso de la escuela primaria, junto a sus dos hijos que van a una clase por delante y otra por detrás, en un colegio público de la capital, Katmandú, para conseguir su primer título académico. Yendo a la escuela –ha dicho- reanuda su cruzada contra la discriminación y la explotación.
Capture d’écran de Shanta Chaudhary, ancienne députée de l’Assemblée Constituante, interviewée par le journaliste népalais Dil Busan Pathak pour le programme Tough Talk de la télévision News 24.