En dos días, 19 y 20 de junio de 2018, y en tres tragedias distintas, más de doscientos migrantes han fallecido en el Mediterráneo central, principal ruta para quienes huyen de Africa y quieren llegar a la Unión Europea (UE).
Es una de las cifras desveladas, el jueves 21, por un comunicado del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, quien se manifiesta “impactado” por los “ahogamientos masivos en Libia” y pide “una actuación internacional urgente para reforzar los actuales esfuerzos de salvamento en el mar”.
El 19 de junio, una barcaza de madera que transportaba un centenar de pasajeros zozobró en la costa libia. Solo sobrevivieron cinco personas, que salvaron los guardacostas libios y trasladaron a Trípoli. Muchos de los cuerpos restantes están llegando estos días a las playas.
Ese mismo día, una lancha neumática con 130 pernas a bordo se hundió en otro punto de la costa libia, causando la muerte de 70 personas. Los pescadores locales salvaron a sesenta supervivientes, que fueron trasladados a Dela (al oeste de Trípoli).
El 20 de junio, los guardacostas libios llevaron a cabo una operación de salvamento en Grabulli. Según la ONU, los supervivientes, desembarcados en Tajoura, aseguraron que murieron más de 50 de sus compañeros de viaje.
Estas tres últimas tragedias elevan a 1000 el número de migrantes muertos en lo que va de 2018. Una cifra que es previsible que aumente ya que las travesías del Mediterráneo aumentan siempre con la llegada del verano.
«Las muertes trágicas nos recuerdan que las guerras y la pobreza siguen empujando a la gente a emprender viajes desesperados que pagan con su dinero, su dignidad y en fin de cuentas su vida (…) Nunca ha sido tan urgente como ahora atacar la causas profundas de esos desplazamientos, mejorar las condiciones en Libia, y en los demás países a lo largo de la ruta, ofrecer alternativas seguras y seguir salvando a la gente en el mar”, sostiene Grandi.