Oyente fiel de la radio en fin de semana, nuestro colaborador Luis González Carrillo, autor de varios libros de poesía breve y de haikus, mantiene también un Cuaderno de Bitácora en el que registra sus observaciones de la actualidad. En junio, quedó impactado por el testimonio de su admirado Ramón Lobo en el programa A vivir que son dos días, de Javier del Pino (cadena SER). Entonces intuyó, supo, que Lobo se despedía de él y de los demás oyentes del programa. Una despedida plena de valor y humanidad.
El autor escribió el texto que sigue el 25 de junio de 2023. A Ramón, le quedaban sólo unas pocas semanas de vida.
Por LUIS GONZÁLEZ CARRILLO
Cuaderno de bitácora, vigésimo quinto día del sexto mes.
Me despierto escuchando la radio, el A vivir que son dos días de Javier del Pino, bueno, creo que cualquiera que haya escuchado este programa alguna vez sabe que es de lo mejor que se puede escuchar en estos días. Al principio están hablando y no presto mucha atención, de pronto me doy cuenta de que con quien habla el presentador es con Ramón Lobo, periodista que lleva muchos años colaborando en la primera hora del programa de los domingos y que lleva ausente todo este año porque tiene cáncer y está peleando con él.
La entrevista me suena a despedida, por si en la batalla sale perdiendo. Pero escuchar a Ramón es un regalo, consigue que dejes de lado el dolor que sientes por su situación y te centres en sus reflexiones llenas de vida y alegría por haber vivido y seguir viviendo. Lo cuenta todo con serenidad y sin andarse por la ramas, la situación que tiene es la que es y tiene que afrontarla.
Del Pino nos da algunos momentos de descanso, por la intensidad de lo que se está hablando, y nos mete unas musicas de Tom Waits (creo) o Silvia Pérez Cruz para que cojamos aire.
Ramón traslada más gratitud que esperanza y eso se agradece. Quizás las personas sanas no entiendan bien esa gratitud que te llega cuando eres consciente de que nuestro paso es efímero. Nuestra relación con la muerte es complicada, porque nadie nos ha enseñado a vivirla con la naturalidad que debiera ser, y porque lo verdaderamente importante es haber vivido y, en el caso de Ramón, vivir para contarlo. Le deseo lo mejor y agradezco mucho esta entrevista, que nos ayudará en ese tránsito de la vida y de la muerte.
