«Las derivas propagandísticas, la difusión de noticias falsas y la incitación a la violencia por parte de algunos canales televisivos rusos ha llevado a diversos países del antiguo bloque comunista, que cuentan con el apoyo de la Comisión Europea, a suspender las transmisiones» que habitualmente emitían, escribe Lorenzo Ferrari, del Observatorio de los Balcanes y el Cáucaso Transeuropa en el digital Vox Europe, una revista mensual online que recoge artículos de distintas publicaciones y cuenta con el beneplácito del Parlamento Europeo.
Según esta fuente, el pasado 17 de febrero la Comisión Europea aprobó la suspensión en Lituania de las transmisiones del canal ruso Rtr Planeta, canal internacional de la televisión pública rusa VGTRK. En noviembre pasado, las autoridades lituanas le acusaron de incitar al odio porque en algunos programas se había amenazado con una intervención militar rusa en las repúblicas bálticas. La Unión Europea «ha encontrado pruebas convincentes para suspender el canal durante tres meses».
En 2015, Lituania ya suspendió la programación de Rtr Planeta durante algunos meses. Pero no se trata de un caso aislado: en los últimos años han sido muchos los casos de suspensión de canales rusos en Europa occidental. Por ejemplo, Rtr Planeta desapareció durante algunos meses de la parrilla de Letonia y en 2015 Moldavia suspendió Rossiya TV, perteneciente al mismo grupo editorial, y multó a otros canales en lengua rusa; también las autoridades ucranianas han prohibido la programación de distintos canales rusos en los últimos años.
En todos los casos, las cadenas suspendidas están acusadas de difundir propaganda rusa e incitar al odio y la violencia, mediante informaciones parciales, distorsionadas o falsas, «con la intención de manipular la opinión pública y fomentar tensiones entre las comunidades rusófonas y las otras comunidades de cada país».
Los rusos representan cerca del 26 % de la población letona, el 6 % de la letona y el 10 % de la moldava, y la presencia de comunidades rusas o rusófonas en Ucrania y Transnistria ha sido utilizada por Rusia para justificar su actividad propagandística en esos países.
«La suspensión –sigue el articulista- de canales enteros por las autoridades en Lituania y Letonia es un hecho insólito en la Unión Europea, que reivindica con fuerza la defensa del pluralismo informativo. Uno de los pocos predentes fue la suspensión del canal Al Manar, televisión ligada a Hezbollah, decidida unilateralmente por algunos estados de la UE, antes de que se publicase la directiva europea que prohíbe los discursos de odio y violencia en las televisiones».