Un drama psicológico y bastante mustio
Seguramente era cierto que todos querían lo mejor para ella, pero lo cierto es que no la dejaban en paz, estaban vigilando sus menores movimientos y esa sobreprotección había generado una necesidad de espacio que la protagonista de esta película, Eugenia Geni (Nora Navas, Goya 2011), decide buscarse por su cuenta poniendo tierra por medio… o puede que incluso con una solución más drástica.
Es lo que tienen los finales abiertos. A partir del 25 de octubre, fecha de su estreno en las salas españolas, el espectador podrá encontrar “su” final.
Segunda película de la joven realizadora catalana Mar Coll -multipremiada en su anterior producción (Tres dies amb la familia, Tres días con la familia) con el Goya a la mejor dirección novel, la Biznaga malagueña a la dirección, el Premi Sant Jordi a la mejor película española- definida por la productora como “comedia dramática, vitalista y esperanzadora”. Ellos sabrán lo que quieren decir con esos adjetivos. A mi me ha parecido una historia que tiene poco de comedia y mucho de drama, más bien depresiva y también aburrida.
En síntesis: hace un año que Geni tuvo un accidente de automóvil; le quedan algunas secuelas en una rodilla, que probablemente acabarán desapareciendo a base de tratamientos, y muchas secuelas psicológicas que, a la vista de los acontecimientos, van a tener bastante peor cura. Su familia y sus amigos, todos esos que “quieren lo mejor para ella”, se empeñan en que está lista para recuperar la normalidad anterior; ella sabe que no es así, de pronto cae en la cuenta de que esa “normalidad” no le interesa y empieza a inventar y tejer situaciones para evadirse… física y mentalmente.