Acompañando a una foto en la que, en la cama del hospital, le rodean su mujer y sus dos hijas, el opositor ruso Alexei Navalny, hospitalizado desde el 22 de agosto en La caridad de Berlín, ha escrito no sin cierto humor en Instagram, este 15 de septiembre de 2020, que ha podido respirar sin ayuda durante todo un día y que le «ha gustado mucho, es un procedimiento sorprendente y subestimado por muchos. Lo recomiendo».
Navalny tiene 1,7 millones de abonados en su cuenta según publica el diario francés Le Monde.
La versión oficial es que Navalny está mejorando cuando se cumple una semana de su salida del coma artificial, motivado por el envenenamiento que sufrió al beber un té en el aeropuerto de Omsk y el subsiguiente desmayo en el avión que le trasladaba de Siberia a Moscú, el 20 de agosto, de regreso de una gira de campaña electoral.
El envenenamiento, probablemente tipo Novitchok, una sustancia creada con fines militares que la inteligencia rusa ha usado en anteriores ocasiones, entre otros contra un agente secreto doble ruso-británico en Londres, fue confirmado el 3 de septiembre por un laboratorio militar alemán, pese a las protestas del gobierno ruso –que, por medio del jefe de la Inteligencia exterior, Seguei Narychkone– ha asegurado no disponer de ningún stock de Novitchok y que todos «fueron destruidos de acuerdo con el protocolo y los reglamentos de la Organización para la prohibición de armas químicas» (OIAC).
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien según la misma fuente no pronuncia nunca el nombre de Navalny, ha declarado a las agencias rusas que todo el mundo estará contento al saber que está mejorando.
Todas las informaciones coinciden en asegurar que lo más probable es que Navalny regrese a Rusia en cuanto se encuentre en condiciones de hacerlo.
